martes, enero 04, 2011

Muriendo de éxito.

Que la sociedad, sobre todo en el campo económico y de un modo equivocado a mi modo de entender, está girando hacia la derecha, haciéndose más conservadora, es un hecho fácilmente constatable. Que el camino que el ciudadano desea tomar (al menos en España) para arreglar este desaguisado mundial es el tobogán que nos ha deslizado hacia esta situación, se refleja en las opiniones y como no en las encuestas.

De hecho y como fruto de la inacción y de su férrea base electoral, la derecha aguarda cuan manada de hienas las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Lo peor de todo es que parece que la única alternativa al suicida giro social son los errores propios que puedan llegar a cometer, presa de su precipitación o de su voracidad.

De su precipitación si no son capaces de mantenerse con la careta puesta y muestran a la sociedad que corre a sus brazos despavorida sus verdaderas propuestas, que no son otras que similares a las de Cameron allá en Britania.

Y de su voracidad, si lo que se da es algún caso similar al de Cascos en Asturias. El legítimo ansia personal de un político que deseaba convertirse en lo que fue su maestro en la cercana Galicia, y el insaciable anhelo de poder girar el timón unos grados a la derecha, al albor de una victoria casi segura, han provocado que el PP en Asturias esté a punto de volver a atomizarse. Ya habéis leído aquí que no me cabía duda que si el cabeza de lista por los populares en Asturias era Cascos la holgada victoria era un hecho, pero han errado todos, poniendo en peligro un hecho casi seguro. Por un lado, la dirección nacional por querer eliminar un reducto del aznarismo y por otro, el mismo Cascos por no saber asumir su derrota interna.

Ahora, dos partidos de derechas se rifarán el suculento caladero de votos descontento con el PSOE nacional, y vuelve a haber pelea. Hoy leía que a Javier Fernández (candidato socialista astur) se la habían dejado lisa, no lo creo. De hecho mi pesimismo electoral ante la primavera es tal que me cuesta dudar que el PP y el nuevo partido casquista no sumen diputados suficientes para gobernar. No creo que el daño de imagen sea tan importante.

Me comentaba mi padre que la derecha no quiere gobernar el Principado, que viven demasiado bien en la oposición como para querer cambiar de estado, no estoy de acuerdo. Me parece demasiado mezquino con la democracia, pero es verdad que los hechos me han llevado a dudar si pudiese ser cierto.

Sería triste, muy triste que la izquierda sólo conservase un Gobierno Autonómico (excluidos el andaluz y el vasco), tras las elecciones de Mayo, pero quizá más triste sería que ello fuese propiciado porque el PP asturiano decidió inmolarse de éxito. Ante este oscuro horizonte, sólo cabe el trabajo, el esfuerzo por explicar de dónde viene esta crisis y por qué estas medidas tomadas por el gobierno central no dejan de ser el obligado primer empujón del entorno fáctico económico conservador para seguir gobernando con menos barreras incluso, los designios económicos mundiales.

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