Al hilo del follón ese que hay montado desde los medios de comunicación, con ánimo de limar, aun más, la credibilidad del primer partido representativo la izquierda, al hilo de buscar su ruptura con un debate de nombres, y de eliminar cualquier tipo de alternativa desde la izquierda al bloque monolítico de la derecha gobernante, anda el personal liado en calentar unas pseudo primarias mediáticas, un cuestionar la figura del Secretario General socialista y enseñarle a algunos la zanahoria del poder de un modo gratuito a la par que torticero.
Dado los problemas que estamos viviendo en este país, en Europa y en occidente en general, y dada la ultraconservadora y procapitalista forma que la derecha está gestionando su mayoría absoluta, pienso, a riesgo de que me tachéis de asesino del mensajero, que desde dentro del partido, incluso desde la cabeza de los pseuddo candidatos, nadie se está planteando centrarse en eso, sabiendo que es imprescindible la renovación, la recimentación de una maquinaria como es la del PSOE, a día de hoy en gran riesgo de desaparición. Son los medios los que ya no es que busquen arrimar ascuas a sardinas, sino inventarse sardinas que traer a sus ascuas.
De ahí viene este post, aplicable con carácter general a cualquier colectivo, sobre el camino que debe guiar una colectividad. Las tres cositas que aparecen en el titulo del post son fundamentales, y al contrario de lo que pueda parecer, el orden de importancia es exactamente el inverso.
Es ese, y no otro, el camino que el partido socialista, y me atrevería a decir que la izquierda en su conjunto, debe acometer para poder granjearse de nuevo la confianza de la sociedad, para volver a ser una alternativa, pero una alternativa útil.
Las ideas tienen que ser claras e inamovibles, aun a riesgo de perder unidades en el camino. Deben tener un carácter dogmático, pero adaptadas a los tiempos que corren, al léxico y los problemas actuales.
Lo segundo es el equipo. Bien sabéis que soy un poco tecnócrata, pero no de un modo radical. Es imprescindible convocar a quien desee aportar en cada uno de los campos y de ahí obtener a los más válidos para mantener las líneas argumentales y defenderlas con criterio y sin vacilaciones.
Y cuando todo eso esté hecho, estoy seguro que el líder saldrá por sí solo. No puede ser un líder derrotado, no puede ser un líder desgastado, y tampoco hace falta que sea alguien ni siquiera conocido. Pero es ese el último de los escalones. La izquierda política, que está huérfana de guía necesita esas tres cosas, y más vale que empiece a trabajarlas ya, antes que la pérdida de libertades, de servicios sociales, de igualdad entre ciudadanos sean irreversible.
Prometo durante esta semana tres posts, relativos a estos tres temas. Marcando las pautas que cada uno de los tres componentes necesitan para la elaboración de esta renovación, que sin duda se hace imprescindible.
