El domingo pasado, por primera vez en el socialismo madrileño, como bien se han encargado de recordar por activa y pasiva, se eligió al secretario general del Partido Socialista de Madrid, bajo la fórmula de un militante un voto. Buen ejercicio de democracia interna, sin duda.
Antes, para los que no estén muy familiarizados con las estructuras políticas tradicionales, las agrupaciones solían votar una lista de delegados (habitualmente coincidentes con las direcciones de las agrupaciones) que acudían a un congreso de élites donde ellos, y sólo ellos tenían la suerte de que les contasen sus votos para tal elección.
Así que desde el momento en el que es un paso más de apertura del partido a sus militantes, y aunque no voté pudiendo hacerlo, es un avance, pero un avance que se queda a medias. Entiendo que el proceso se queda corto porque faltaron propuestas. Al final, en la elección se cometieron dos errores que desacreditan un poco todo el proceso. Por un lado, fue una elección de caras, por lo mismo que comentaba anteriormente, porque no hubo propuestas de estructuración del partido, de mejora de la representación de los militantes, ni siquiera de ideas concretas, porque la postura del socialismo en Madrid está más o menos clara. Y por otro, el menos agradable, porque la elección se convirtió en otra muestra más de las luchas internas directas de las que ya no sólo el PSM sino cualquier partido deberían huir. Me molesta el frentismo constante en el que se mueve el PSOE, me molesta que en todas las agrupaciones hubiera dos grupos autónomos promoviendo a cada uno de los candidatos, sólo en virtud de los alineamientos personales, de los deseos de apoyar o no Pedro Sanchez, y sobre todo por pulsar y afianzar los apoyos internos de cada grupete o cada pseudolíder… eso no es hacer partido y el PSM, sin duda lo necesita.
El PSM tiene muchas carencias además de su evidente falta de unidad propia de un partido tanto tiempo lejos del gobierno en la Comunidad, varias las he señalado unas líneas más arriba, pero puedo apuntar alguna más: no aprovecha la valía de su militancia, no tiene un ideario claro en medidas fuera de lo social y siempre son posturas a la contra, ha dejado morir el motor de ideas que eran las Sectoriales, hace demasiada política con poco cimiento… en todo esto hay que trabajar y me hubiera agradado oír alguna propuesta al respecto.
Así que hay mucho que hacer, sólo desearle a Sara mucha suerte, que identifique los problemas pronto y que sea la que aglutine entorno a ella un partido que lleva demasiado tiempo dividido. Será, sin duda, un trabajo complicado.
