viernes, febrero 12, 2010

Al final el tiempo va dando la razón.

¿Recordáis que hace un par de años, cuando la cosa económica fluía, había un revuelo social brutal? ¿Qué los obispos y la derecha salían de la mano a “defender la familia” contra la aberración del matrimonio gay? Y ahora, ¿qué queda de eso? ¿Alguien se pregunta si al final la gente del mismo sexo se puede casar?

Pues, amigos, voy a decir que queda de eso. Lo que queda es que nuestro país fue el pionero, el precursor y el adelantado de una medida que tenía tanto sentido común como enemigos. Lo que queda es la imagen de los Acebes y compañía clamando contra el fin de la especie, de un modo que roza el ridículo. Hoy, si miramos a nuestro alrededor, el matrimonio gay es un hecho en casi toda Europa e incluso cada día en más estados de EE.UU.

Ayer, la imparable ola, llegó a nuestro vecino país Portugal. Con la única novedad de retirar del Código Civil la expresión "de sexo diferente" en la definición de matrimonio la legalización fue un hecho.

Aquí, también, los mismos, han hecho una dura campaña de oposición y anuncian manifestaciones y protestas para las próximas semanas. No descartéis ver algún obispo excursionista español en las protestas, la cerrazón es tan tozuda como arrasador el sentido común.

Puede ser que con la que está cayendo en el mundo económico, estos asuntos de marcada corriente ideológica hayan pasado a un plano marginal, pero este no es más que la punta de iceberg. Cada una de las medidas que en estos años se han ido aprobando a favor de la libertad de pensamiento y acción individual (divorcio, ampliación del aborto…) son un alud imparable. Es posible que ahora, hasta que la situación económica mundial se tranquilice, poca gente le preste atención a esto. Para mí, es una pequeña demostración de que el oasis ideológico no es malo en tiempos de travesía por el desierto.

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jueves, febrero 04, 2010

Haití, demasiado complicado para no ser cierto.

Como a casi nadie se le escapa a estas alturas de la película, el pasado 12 de enero un terremoto hizo añicos la parte oeste de la isla de La Española. En cierto modo, fue un toque de atención de uno de los países más pobres y desorganizados del planeta a nuestras conciencias y es cierto que, como es habitual en estos casos, la ayuda internacional ha llegado a borbotones al país caribeño.

Pero parece que no aprendemos. Catástrofe, tras catástrofe, la comunidad internacional no sabe gestionar esa avalancha de… solidaridad.

Durante estas últimas tres semanas, las imágenes del caos que se enviaban desde Haiti al mundo, han sido abundantes y a la par bastante sobrecogedoras. Creo, que como siempre, el mal llamado primer mundo ha querido imponer su modo de reparto, su modo de gestión, sin escuchar a la población ayudada, haciendo que la eficacia de las ayudas se redujese hasta límites insospechados.

Creo positivamente que la falta de coordinación y hasta de información de los organismos internacionales sobre la asistencia humanitaria, sobre la sociedad haitiana y la incapacidad para ser estrictos con los entes públicos y privados que han, prácticamente abordado la isla, ha sido flagrante. Por ejemplo, la ayuda, que se acumula en los aeropuertos de países cercanos, (que realmente sí están haciendo su “agosto”), es distribuida en enormes camiones, no aptos para el noventa por ciento de las carreteras haitianas, pero más cómodo y rápido para aquellos que atienden a la población y más rentable para los que ponen esos medios a disposición de las entidades estos medios, y al igual que este, una infinidad de ejemplos, acerca de la desproporción de la ayuda, de la desigualdad de trato a diferentes zonas del país, etc…

Haití, ahora, debe reconstruirse, social y físicamente. Los medios han llegado y será más o menos caro, largo y penoso. Creo que el dinero está llegando, para poder lograr este fin.

Pero de cara a futuras actuaciones, también debe reconstruirse la capacidad de los organismos internacionales competentes, ya sea directamente la ONU o cualquiera de sus cuerpos satélites, para poder afrontar estas situaciones de tal modo que se pueda mantener la paz física y social del pueblo a ayudar. Desgraciadamente el futuro nos va a dar muchas oportunidades para ir aprendiendo.

 

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lunes, febrero 01, 2010

Reforma laboral y edades de jubilación.

He de comenzar confesando que no tengo claro si lo de ampliar a los 67 años la edad de jubilación es bueno o es malo. Desde que se empezó a comentar la posibilidad, las declaraciones se han ido sucediendo y la verdad es que creo que mi sensación es la de otros muchos, ya que dejando de lado la “jugada” de tener que trabajar 2 años más de vida, no sé si garantiza el sistema de pensiones y de Seguridad Social, compensando el malestar que puede producir eso de aumentar los años trabajados.

La verdad es que creo que cuando siempre he abogado por reformar el mercado laboral sin dar un paso atrás en relación a los derechos de los trabajadores, es posible que me refiera a este tipo de medidas,

A falta de los números que deberán presentarse y valorarse, es un inicio de abrir el melón, que de veras, espero que no acabe estando podrido para los trabajadores.

La ministra de economía ya ha apuntado en esa dirección. Espero que dicha reforma sea consensuada por sindicatos, Gobierno y los empresarios en la Mesa de Diálogo Social. Donde por cierto, será curioso ver a Diaz Ferran ahí sentadito, con el carajal que tiene montado en casa.

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