Aunque por repetido que sea mi estupor hacia el cinismo de lo que conocemos como occidente (EEUU más UE) éste no deja de sorprenderme y admito que además, de asustarme.
Me deja atónito el tratamiento que los medios de comunicación en pleno, editorialistas, articulistas y tertulianos, le están dando a la situación ucraniana, que sin querer ser alarmista puede degenerar en un importantísimo conflicto internacional.
Pero quiero enseñaros la “cara b” de la situación, la que no aparece en nuestros medios de comunicación apesebrados y amordazados, si no comprados, por el interés general de la Unión Europea y de Estados Unidos, mediante párrafos cortos que deseo que junto a los links que llevan vinculados puedan desvelar claves que para muchos son desconocidas.
Ucrania es un país fuertemente dividido entre pro-rusos y pro-occidentales (llamemos así a los anti-rusos). Las últimas elecciones legislativas datan de hace menos de dos años y las últimas presidenciales de menos de cuatro. En ambas ganó la facción pro-rusa.
En esta facción se encuentra el Partido de las Regiones, el de Yanukóvich (el hasta hace días legítimo electo presidente), que fuera de lo que nos hacen creer es un partido de marcado carácter de centro-derecha y liberal. Eso sí pro-ruso.
Las revueltas del Maidan no vienen por una situación caótica económica, la corrupción o abusos de poder, sino por el hecho de que el Parlamento legítimo se opuso a firmar el tratado de colaboración y futura adhesión con la Unión Europea.
El cambio de gobierno ocurrió de un modo inconstitucional y su controvertida formación prácticamente por aclamación. La Constitución no otorga ningún derecho al Parlamento de Ucrania para privar al presidente del poder en el modo en que esto ha sido hecho, sin la participación del Tribunal Constitucional. Trámite que, en caso de ser necesario, aparece detallado en la carta magna ucraniana, y que la voracidad revolucionaria, alentada desde el exterior, hizo que se saltase.
Y quizá lo más grave, como brazos ejecutores de las revueltas encontramos a los miembros de Svoboda y Sector Derecho (Pravy Sektor), partidos de ideología y que usan símbolos de marcado significado nazi, como esa bandera rojinegra que los colaboracionistas ucranianos con Hitler usaban para luchar contra los soviéticos en la II Guerra Mundial. De estos partidos ahora mismo tenemos en el Gobierno bendecido por la plaza Maidan, como viceprimer ministro a Aleksandr Sych (Svoboda) y como vicesecretario del Consejo de Seguridad Nacional a Dmitri Yarosh (Sector Derecho).
Hasta aquí, sólo datos. No puedo asegurar que esté habiendo persecuciones a los judíos, a los comunistas y los pro-rusos como aseguran algunas voces desde dentro de Ucrania, no he visto más que un puñado de imágenes de libros y banderas comunistas quemándose en hogueras públicas… No estoy en Ucrania. Eso sí, hay un decreto que anula de facto las libertades personales de todo aquel que hable ruso. No pinta bien la cosa, con el ejército de Putin movilizado en la frontera, la OTAN mandándole mensajes amenazantes y las fuerzas de seguridad ucranianas en prealerta.