viernes, agosto 06, 2010

El valor del trabajo.

Cuando la sociedad muestra una y otra vez el descontento con la clase política, al reflexionar me aparece una razón clave; la escasez del valor del trabajo que la sociedad percibe por parte de los políticos.

Dejando de un lado la corrupción, que sin duda es el más grave de los atajos, la sociedad, el ciudadano, percibe que el trabajo de los políticos no es útil ni rentable para sus intereses. Ven una pléyade de privilegios, de altos sueldos, de recolocaciones, de dietas y de retiros dorados, lejos del contacto con el día a día, con el común de los mortales. Y en algunas ocasiones no son de extrañar esas percepciones.

El sistema interno en los partidos, las listas cerradas, y el modo de elección de los candidatos, contribuyen a aumentar esta desconfianza.

Pero muchas veces, desde dentro de los propios partidos, se desvirtúa el valor del trabajo que tanto le gusta a la sociedad observar.

Y como ejemplo, el culebrón del verano; las candidaturas del PSOE en Madrid. El partido no puede ningunear el trabajo realizado durante 3 años, el estar encima de la sociedad madrileña durante todo momento, opinando en tertulias, hablando sobre la Gürtel, sobre los espías, sobre la constante caída de empleo en la Comunidad…

Independientemente de mi percepción personal, de la valía de Tomas Gomez (y en igual medida de David Lucas…porque “cuando las barbas de tu vecino…”) lo que no puede valer es colocar una pseudo figura mediática de pasados fracasos, que ha estado al margen de los problemas de la Comunidad, del partido en Madrid, durante años, para que venga ahora y sea la cara que lidere el proyecto socialista en Madrid.

Injusto para el trabajo de tanto tiempo, injusto para Tomás Gómez, que asumió una responsabilidad hace tres años y que ha trabajado duro para ordenar un partido que encontró destrozado y ser el candidato, que no es menos que lo que merece, aunque sea sólo por el trabajo realizado, por el tiempo dedicado.

Y para terminar apoyo, porque siempre lo he hecho, los procesos de primarias. Son sin duda un acto democrático de primera magnitud, dentro de los partidos que lejos de separar los partidos, sirven para poner en valor la valía de los candidatos y su capacidad para gobernar. Quien opina lo contrario, creo que lo hace por el miedo a sus resultados.

El proyecto y la ideología son los mismos. No cometamos más errores.

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