Os prometo que no es ningún análisis de las elecciones del domingo, prometo que no voy a escribir de Tsipras ni una frase. Este es un post de algunas notables reacciones de animales bípedos patrios que he notado en el entorno, al hilo de lo que pasó en Grecia el domingo.
Lo primero es que la entrada de conocimiento tipo Matrix existe. Sin duda. Ya lo sospechaba cuando oía conversaciones en el Metro sobre túneles de viento, alerones, efecto suelo y deflectores, de aquella cuando a Alonso le iba bien el tema. Este fin de semana, en la paella del sábado, a todo el mundo, le enchufaron por esa vía la Gran Enciclopedia Griega. A los tertulianos televisivos sesión doble.
Desconozco qué plan de estudios debe haber por ahí remanente, pero todo el mundo se sabe palabras en griego. Demasiados reconocen en la “tele” haberlo estudiado en COU.
Cuando veáis un partido de baloncesto de Panathinaikos seguro que dudareis si ir con ellos o no, porque está al 50% lo de que somos Grecia, o lo de que no lo somos.
Seguro que por mucho tiempo que pase nunca vais a volver a fallar la pregunta del Trivial de “¿Qué país actual se considera la cuna de la democracia?”
Y un guiño medio serio a los medios de comunicación. Por un lado, nadie, salvo La Sexta y la maravilla ésa que se llama Twitter se interesó en directo por las elecciones. Radios nada, resto de medios nada… hasta el día siguiente. Un poco incongruente, ¿no? Por otro, La Razón anda quitándole público de un modo descarado a El Jueves, se pone duro el mundo de las revistas de humor.
Eso sí, nos queda mucho para ser Argentina.
Acabo… Peloponeso… siempre me hizo mucha gracia.