lunes, marzo 28, 2011

Copago murciano.

La derecha, en España, anda sobrada. Tan sobrada que hasta algunos comienzan a mezclar sus ocurrencias con las quitadas de careta, y en esto el presidente murciano se ha colocado a la cabeza, culpa supongo de que se ve electoralmente invulnerable.

Llevado por este sentimiento hoy se decidió a poner sobre la mesa su propuesta, o más bien su reflexión de que el copago es la solución a la sanidad y a la educación pública.

Justo, la sanidad y la educación, quizá los dos puntos más delicados del estado de bienestar. Justo eso que los que más tienen ya tienden a copagar.

El copago sanitario no ha funcionado en todos aquellos sitios en los que se ha implantado, es, sin duda una medida fracasada en multitud de lugares, para eso sólo hay que interesarse un poco por el tema y echarle un vistazo a un par de artículos en la red.

Pero lo que subyace es que ahora que se necesita financiación, que las divisas de los secarrales murcianos convertidos en urbanizaciones de miles de chalets y campos de golf para extranjeros se acaban, y en la página dos del manual de la derecha murciana está negar la sanidad y la educación pública gratuita a sus ciudadanos.

Hoy, hasta que la dirección nacional le hizo rectificar, algunos ya postulaban este sistema como la solución a muchos males financieros autonómicos y eso, sí que no se toca. Y que no valga el discurso de que estas medidas tienen un efecto disuasorio.

Hay que negarse en redondo y demonizar sin ambages estas declaraciones. Que quede claro que la creación de guetos económicos en los servicios públicos no es el camino, y que quien desee una enseñanza privada o una sanidad privada no debe estar eximido de contribuir con sus impuestos, tan altos como sea necesario con la caja común a la que recurren los que no tienen recursos, que son los que más perjudicados pueden salir de una medida tan injusta como ésta.

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domingo, marzo 20, 2011

Demagogia nuclear.

Llevo casi una semana alucinando (valga la palabra) con las torpezas que se han ido diciendo sobre la energía nuclear, los planes energéticos, residuos y accidentes…

Lo que empezó como un terremoto – tsunami de una envergadura inusitada y que hubiera destrozado cualquier país de mundo salvo Japón, por su mentalidad y una historia llena de legendarias peleas contra la deriva continental, ha terminado en un movimiento de catarsis mundial sobre qué es lo que cada uno pensamos sobre la generación nuclear de energía.

El mayor de los problemas es que dentro de la borrachera de opiniones muchas de ellas son de nuestros líderes políticos, aspirantes a líderes, acompañantes y consejeros… Y la conclusión una vez oídas es que la cosa está como para echarse a temblar.

Me sorprende ver países absolutamente acostumbrados a la energía nuclear, con multitud de centrales, con una gestión de residuos redonda, planteándose ahora una campaña de revisión de reactores, de instalaciones, de cambio de normativas, de cierres súbitos de plantas… Modificando la vida útil de las centrales, replanteándose la construcción de nueva plantas ya previstas… Me sorprende, concretando, que los gobiernos de Francia y Alemania, por ejemplo, den todos esos pasos en falso, duden y hagan dudar a su ciudadanía de la validez del sistema de creación energética y de su capacidad y criterio de gobernar.

Visto esto, no me extraña las lindezas que se han oído por aquí, donde somos absolutamente neófitos. El partido del gobierno no ha variado de criterio y considera la nuclear como una pieza más en el coctel energético, que le viene heredada y a la que no le apetece enfrentarse rigurosamente llevados por pseudo discursos ideológicos de dudosa validez. La oposición ha pasado descaradamente de puntillas, y frente un medio de creación de energía que ha defendido visceralmente (por mera confrontación ideológica) porque continúan con la política de no hacer política por si acaso…

Pero lo peor, es que nadie tiene las ideas claras… y frente a un tema tan controvertido de los que separan a los niños de los hombres nadie, esté familiarizado o no, tiene un pulso firme y una “hoja de ruta” clara.

Personalmente, y porque sí tengo claro el tema, creo que el coste, los riesgos y los residuos de las nucleares deben ponerse en la suma total de las energías patrias, donde las renovables y la hidroeléctrica deben seguir teniendo un papel preponderante. Hace falta subirse al carro nuclear y hay que ser serio con su proliferación y con su gestión, en un país tan deficitario energéticamente no podemos dejarla de lado.

Afortunadamente la diligencia japonesa ha conseguido ir controlando el fallo en los reactores de Fukushima, espero que cambien otras dos cosas en la política nuclear mundial; la primera es que se tenga, al menos, criterio y la segunda que hay que evitar poner centrales cerca de la costa, o por lo menos protegerlas de tsunamis, porque el binomio tsunami-centrales nucleares es el único elemento extraño que se ha sumado a la situación en los últimos 10 días.

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jueves, marzo 10, 2011

Huelgas de trabajadores y sufridores.

A nadie se le escapa que el pasado diciembre se vivió uno de los conflictos laborales con mayor repercusión social de épocas recientes. Los controladores aéreos decidieron no trabajar, aduciendo enfermedades inexistentes, ansiedades y depresiones dando un triste espectáculo que afortunadamente ahora se dirime en los tribunales.

Ahora son los trabajadores de AENA los que amenazan con 22 días de huelga en protesta por la privatización de su empresa estatal, en una medida de obtención de liquidez que no hace más que dilapidar patrimonio público. Casualmente los paros incluyen el miércoles, jueves y domingo de Semana Santa, varios puentes de mayo y algunos días de operación salida en los meses de verano, amenazando con un grave perjuicio para los ciudadanos en fechas tan sensibles.

Ambos conflictos tienden a equipararse, de un modo tan injusto, tan irreal y tan desacertado que parece hacerse de mala fe.

Desde aquí nunca le he negado a ningún trabajador su derecho a la huelga, aunque esos trabajadores sean privilegiados como los controladores, pero lo que ellos hicieron el pasado diciembre no fue una huelga, fue una extorsión al estado con la opinión pública como rehén. Los trabajadores de AENA buscan que sus puestos de trabajo no peligren, asentar unas bases para el momento “post privatización”, lícito. Además, esta huelga es anunciada a tiempo suficiente, en forma y manera que respetan tanto a “su enemigo” el Gobierno como a “los sufridores” los viajeros y las compañías aéreas.

Aprovecho para reiterar que no estoy en absoluto de acuerdo con la privatización de AENA, es una joya del estado, patrimonio de todos, que no debe dilapidarse en épocas de crisis, sabiendo que va a ser malvendida aprovechando la situación de necesidad de las arcas públicas. De hecho, aunque de puertas hacia dentro los trabajadores de AENA estén peleando por asegurar su trabajo, también forma parte de sus reivindicaciones la paralización de la privatización, apoyo ambos fines, y aplaudo el ejemplo que están dando a algunos compañeros de aeropuerto en su convocatoria de huelga, en forma y fondo.

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