Oligarquía.

La verdad es que me da la sensación de que este titular y un par de frases de este post, los repito periódicamente, quejándome amargamente por la injusticia del sistema de cómo la diferencia entre las clases se abre cada vez más.

Esta vez he estado a punto de ni siquiera colgarlo de lo obvio y de lo injusto que es con lo que no es la clase dominante.

En este caso, quiero señalar dos noticias que han sido publicadas esta semana que se acaba, por un lado la ignominiosa contratación de Rato por el Banco Santander, estando imputado por su nefasta gestión en Bankia, cosa que al señor Botín no le debe importar mucho y por otro lado, enterarnos cómo algunas grandes multinacionales españolas financian el nicho ideológico a modo de fundación que Mayor Oreja tiene para hacer de altavoz de sus locuras ideológicas.

Como todas las veces, podría escribir muchísimo, sobre lo injusto es que los trabajadores, alimentemos a estas multinacionales con nuestro consumo, además de sus condiciones preferentes en lo referente a cotizaciones a la Seguridad Social de sus empleados o en los contratos que las Administraciones Públicas les dan prácticamente “a dedo”, pero iba a ser más de lo mismo…

En las redes sociales se hablaba de boicotear, de uniones de consumidores, pero es también caso perdido. En este país sólo se secundó un boicot en toda la historia que recuerdo, y es la infamia contra los productos catalanes, que el PP azuzó y que hasta muchos catalanes llegaron a perdonar con su voto. ¡Ay! Éste país.

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Lehman Brothers y la reforma de las pensiones.

Lehman Brothers era el cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos, a su cabeza en Europa estaba un tal de Guindos, ahora ministro. De repente, en cuestión de días, de horas, el 15 de septiembre de 2008, saltaba por los aires el banco incapaz de seguir maquillando sus cuentas, preso de las míticas hipotecas sub-prime, entre otros múltiples instrumentos financieros de dudosa ética.

Paralelamente un trabajador en cualquier ciudad española se levantaba, a las 7 de la mañana a trabajar, pensando en que en poco más de un par de años, tras treinta y tantos años de trabajo, aportando por su parte y por la de su empresa sus correspondientes cotizaciones, se le iba a proporcionar en poco tiempo una reconfortante pensión con la que disfrutar una merecida jubilación.

A día de hoy, mejor dicho, a día del viernes, ve con estupor cómo Richard Fuld, se encuentra hoy disfrutando tranquilamente de su retiro, quién sabe en qué mansión, mientras que él busca en las opacas informaciones que el Gobierno aportó a los periodistas, cómo y cuánto va a ver su poder adquisitivo disminuido tras la reforma unilateral de las pensiones que el Ejecutivo de Rajoy ha perpetrado, rebasando la enésima línea roja que sus 10 millones de votantes, seguro que muchos de ellos pensionistas, le han permitido sobrepasar.

Hoy leía que el único castigo civil, penal o mediopensionista con la que la sociedad le ha castigado fue un puñetazo que le propinaron en su gimnasio

En muchos casos, en casi todos, ni siquiera los banqueros o responsables políticos de los bancos han recibido ese pequeño castigo… Son los trabajadores, las empresas, los jubilados, los estudiantes los que llevan 5 años esquivando puñetazos de todo tipo y condición, rearmándose y reprogramando su vida, entregando porcentajes irrecuperables a corto plazo de su estado de bien estar.

Bonita paradoja, de vidas paralelas contemporáneas.

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La aeronáutica patria actual.

Como regalo previo a la Diada, el pasado martes se hacía público que por primera vez en la historia, el aeropuerto de El Prat superaba en clientes a Barajas.

Se han esgrimido una multitud de factores y la diferencia ha sido de apenas 100.000 pasajeros a favor del aeropuerto barcelonés, pero la estadística ahí queda. Dentro de estas causas está el descenso de turistas en la capital, la hipercentralista red de AVE pero sin duda la causa principal es, y lo digo exagerando un poco, que Barajas se está “castellonizando”. El brutal desmantelamiento de IBERIA, que convierte día a día la suntuosa Terminal 4 en un edificio cada día más fantasma, ha producido tal reducción de vuelos de la aerolínea, a nivel general y con origen o destino Madrid en particular, que el aeropuerto madrileño ha visto caer en picado su número de pasajeros desde principios de año en cerca de un 15%.

La política nacional e incluso muchas de las comunitarias, en lo que aeropuertos se refiere, ha sido un absoluto desastre desde hace mucho tiempo. La falta de un Plan Nacional de Infraestructuras consensuado con todas las Administraciones ha propiciado una voraz carrera a la caza de aerolíneas de bajo coste que hace pendular, al capricho de Declan Ryan, los tráficos de pasajeros y la clientela de los pequeños aeropuertos de las capitales de provincia. A esto se le añade el problema de cómo British Airways ha fagocitado IBERIA, a lo que algunos le llamaban fusión y el resultado lo volvemos a pagar los ciudadanos. Pero no sólo hablo del dinero de los impuestos despilfarrado en instalaciones, sino observando con asombro como tenemos un servicio tercermundista, que mientras las tarifas suben y suben, el abanico de destinos a los que se puede volar desde los distintos aeropuertos patrios de un modo directo se reduce hasta límites inimaginables.

Con todo esto y estando en el trasfondo la privatización de AENA, los ojos están puestos en Air Europa, que aspira a suceder a IBERIA como aerolínea nacional de referencia, pero desde un punto de vista menos idealista en lo que a las relaciones ciudadano – trabajador – aerolínea se refiere, presumiblemente.

La escasez de planificación y las decisiones precipitadas, tanto políticas como empresariales nos avocan a un mercado en el que casualmente Lufthansa, el gigante alemán de la aeronáutica, gana enteros como aerolínea europea de referencia, quizá dentro de poco la única alternativa de calidad.

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