Aunque este artículo podría titularse: “ojo con la campaña orquestada para el desprestigio sindical”, creo que es más importante señalar de forma positiva que la sociedad anda embarcada en la búsqueda del ostracismo sindical, y eso es altamente peligroso.
Y con la información y la opinión de los medios de comunicación sobre la huelga general (que tuvo un resultado mejor de lo esperado) esa campaña está quedando más que demostrada; la demonización de los sindicalistas, las columnas y editoriales sobre la inoportunidad de la huelga, y las opiniones en los informativos que la gente de la calle (especialmente en la conservadora Madrid) vierte sobre la labor sindical, me hace pensar que la gente ha perdido la memoria.
No voy a recordar la historia de la fundación del primer sindicato, (que ya hice en otro de mis artículos) ni siquiera voy a recordar los miles y miles de muertos que a los sindicatos les ha costado la reivindicación de derechos, que ahora son fundamentales, de los trabajadores. Sólo voy a preguntar a los asalariados que están leyendo esto, ¿quien pelea vuestro convenio colectivo?, ¿quien lucha por mantener vuestros días de vacaciones?, ¿por vuestros días de “jornada intensiva”?,¿cual es el primer abogado gratuito al que se llama cuando alguien es despedido en vuestra empresa?…
El tema es que en la batalla que el capitalismo atroz ha emprendido contra los trabajadores, los sindicatos le sobran. Son un estorbo, algo que impide que el cien por cien de los trabajadores agachen la cabeza y sigan trabajando por encima de lo razonable sin rechistar bajo la amenaza del despido. Y a fe que están con ello. Se ha instalado un “run-run” en la sociedad, dentro de las empresas, de la poca utilidad de los sindicalistas, de la nula acción de los Comités de Empresa, de la vida regalada a los liberados sindicales…
No digo que la labor sindical sea perfecta, ni mucho menos, no justifico ni uno sólo de los actos violentos protagonizados por piquetes durante la jornada de huelga, ni siquiera pongo en duda que algunos utilicen sus puestos como sindicalistas en su propio beneficio, pero hay que llamar la atención, hay que recordar, que los derechos de los que ahora gozamos los trabajadores no son más que producto de la lucha obrera, de la reivindicación grupal y que el poder sindical tiene una altísima responsabilidad en todo ello.
No nos dejemos arrastrar por las corrientes de opinión que buscan el “sindicatocidio”, ellos no piensan, nada de nada, en los derechos de los trabajadores, sólo somos medios de producción.