No entiende el caballero Gallardón de la igualdad no de clases ni de sexos y eso que siempre fue D. Alberto un político presuntamente muy listo. Hábil le decían, y de aquella presunta habilidad no queda otra cosa que un ser que se dedica a intentar comprar voluntades con favores políticos, como aquel que perpetró el día que quiso firmar la pipa de la paz con Aznar postulando a su señora como alcaldable en un alto puesto de su lista al ayuntamiento, o ahora cuando desde su ministerio promulga leyes para apartarse de su pseudo imagen de progre, (manda narices) y ganarse al electorado más conservador en su penúltima intentona por ser el líder de un partido que ni le valora ni le quiere.
Pero la presunta habilidad se ha tornado en un oscuro camino de servilismo y en ocasiones mentiras flagrantes. Así fue esta mañana, cuando achuchado por la ley de indultos que la oposición ha sugerido modificar y el PP se ha negado, mentía a la opinión pública diciendo que en sus dos años de ministro no había indultado a ningún corrupto… prevaricación mental; vamos, mentira. Como tuvo que matizar un par de horas más tarde.
No cree en la igualdad de clases, y así lo demuestra con esos indultos, con las tasas judiciales, con tantas y tantas cosas…
La mujer, otro ejemplo. Así era que el pasado 8 de marzo día de la Mujer Trabajadora no había motivos de celebración. Los recortes sociales y los derechos que el capitalismo con la crisis como excusa nos arrebata cada día, son más voraces incluso con la mujer. El ejemplo de la nueva ley del aborto, el terrorismo de género o la consideración de que las políticas de igualdad son un tema decorativo, no dejan de ser una prueba de ello.
Dejar la justicia en manos de un personaje como éste, dejándole criminalizar a las mujeres que no se plieguen ante ideologías religiosas un tanto retrógradas y machistas, no puede traer otra cosa que retroceso.
Y así poco a poco la estrella Gallardón se va apagando, eso sí, y como una supernova en su ocaso abrasa la igualdad con cada gesto, con cada palabra. Los adinerados y los proletarios no son iguales, los hombres y las mujeres tampoco, ni los políticos y los votantes… Desalentador panorama.
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