domingo, junio 15, 2014

LA PARADOJA DE INECO Y AENA.

Vamos a unir en este post un par de temas en el candelero, por un lado la reciente abdicación de la corona de Juan Carlos I, que se toca de soslayo y por otro la reciente privatización de AENA que se anunció el viernes pasado.

No es éste el foro para juzgar si los viajes reales a países de dudosa democracia para conseguir contratos para la ingeniería española, son éticos o no. Ni siquiera me atrevería a opinar sobre cómo se pagan a posteriori contratos que ayuda a contratar Corinna, no es el objeto.

Tampoco, aunque daría para mucho, cómo la Casa Real gestiona los contactos para la consecución de contratos para algunos empresarios sí y para otros no, sin saber cuál es el criterio de intervención, ni lo cortesano que hay que ser para tamaña gestión, mientras instrumentos como el ICEX son de utilidad prácticamente nula a empresas tengan el tamaño que tengan, mucho más para las pequeñas y medianas.

Lo que quiero comentar es una paradoja que no se da en otros muchos sectores ya en la segunda década del siglo XXI. Imagínese lector, que un día se levanta por la mañana y su jefe le dice: “Va a trabajar 6 horas para nosotros, como siempre, y 2 para nuestra competencia, su salario; el mismo”. Pues esta situación que podría ser tachada de ridícula se da en el campo de la ingeniería española.

Tanto INECO como AENA, eran hasta el viernes pasado en el caso de ésta última empresas de capital público y titularidad del Ministerio de Fomento, es decir, pagadas por la totalidad de los contribuyentes, participan como cualquier otra en concursos nacionales o internacionales, y que además en muchos casos gestionan la adjudicación de subcontratos de proyectos y servicios que el Ministerio de Fomento les otorga como su prolongación. Un juego a caballo entre lo público y lo privado donde la interface a día de hoy no está muy clara.

Se da el caso por tanto que en un concurso en el que una ingeniería española se presenta para llevar a cabo la misión que se le encomiende, se encuentra compitiendo con una empresa a la que él mismo ayuda a sufragar. Y que se encuentra participando en un concurso en el que ese mismo contribuyente está pagando al cliente que adjudica a su competencia el trabajo.

Curioso, paradójico y ridículo. Pues si así les parece, ahora cierren los ojos e imagínense cuando ambas sean privatizadas. AENA ya está en camino, esfuerzo, situación de pseudomonopolio y dinero público que acabará en manos privadas, Se siguen repartiendo el país.

Las preguntas latentes se resumen en una ¿Es esto justo? ¿Pueden privatizarse sin trocear empresas con tal dominio en el mercado y tanta influencia en el Gobierno y el sector? ¿Vais a trabajar mañana un poco para los que se queden con las dos empresas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A la exposición del artículo no pondré ningún reparo, es más, lo comparto tal cual; ahora bien, a las 2 preguntas que Alfonso hace en su conclusión, he de referirme ya que se pregunta ¿es justo? ¿se puede privatizar una empresas con dominio en un sector? y yo digo que tiene que ver la justicia con los actos económicos, ya sean públicos o gubernamentales o privados; es más, ya hace años se hizo con Telefónica (que también tenía empresas de ingeniería/instaladoras propias), con Iberia,Repsol,Endesa,u otras joyas de la corona que se fueron privatizando,por pp,,por psoe,,,y la otra pregunta ¿trabajaremos para el sector público y para el privado?, pues igual respuesta,,solo hay que mirar a nuestro alrededor para comprobar que en muchos otros sectores ya se hace ¿sanidad? ¿mutuas de previsión? etc,,etc,,en definitiva,,todo sector donde sea un monopolio de facto, aunque los inversores saquen jugosos beneficios será a costa del capital "trabajo" de los trabajadores y hasta de alguna pérdida socializada entre minoristas y nunca se olvide adicional,,,de los impuestos de todos

Alfonso Estébanez dijo...

En primer lugar, gracias por tu comentario.
El tema es el modo de privatización. No hay que olvidar que son empresas que han sido levantadas y mantenidas con el dinero de todos, y que son vendidas en función de unos resultados económicos actuales que no refleja el esfuerzo de décadas.
Esas macroempresas monopolísticas no pueden privatizarse como un todo, ya que perjudica la competencia y al consumidor, si no en pequeños trozos.
La Inglaterra de los 80 y la privatización de sus ferrocarriles ya demostró que haciéndolo así no es tan fácil continuar con el monopolio.
Por lo injusto, me refiero por sus competidores, por los que no pudieron entrar en su capitalización y sobre todo por los usuarios, que han creado y mantenido esas empresas y ahora ven como se les mantiene el pseudomonopolio, pero esta vez los beneficios son para el bolsillo de alguien que no es el estado.