Supongo que será eso lo que busca el Gobierno cuando da el ok, sospechosamente unos pocos días después de las elecciones, a las prospecciones a unas millas de las costas de Lanzarote y Fuerteventura.
Tenemos claro tras el devenir de la crisis que el único modelo productivo del que puede tirar el país, desgraciadamente, es el turismo. Pues aun así desde ciertos estamentos políticos que han demostrado sobradamente el desdén hacia los asuntos medioambientales, creen que el “todo vale” que cuela en los votantes españoles, que tragan con la corrupción, con los recortes, con las bajadas de sueldos, con la eliminación de prestaciones, también va a colar en las mentes de ingleses, alemanes y rusos… ¡Ay, ingenuos! Asesinemos la gallina de los huevos de oro, aunque sea vieja y coja.
No voy a explicar de un modo técnico en lo que consisten las prospecciones, hoy no toca, aunque os prometo que os hará no creer mucho el tema del 0,3% de riesgo de accidentes que dice el Estudio de Impacto Ambiental. Lo que me apetece es despotricar por el nulo respeto al medio ambiente de los gobiernos y sobre todo por el nulo respeto a las instituciones canarias que llevan protestando y oponiéndose a tocar su costa desde que empezaron las intentonas.
Ellos saben, como saben los habitantes de las costas de Luisiana, o los habitantes de Baku, que levantarse cada mañana y ver plataformas petrolíferas en el horizonte, no es sinónimo de riqueza, si no eres un oligarca, o al menos, si no eres accionista de REPSOL.
Algarrobico FC 2 – Medio Ambiente español 0.
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