miércoles, noviembre 05, 2014

De acuerdo con Julia.

Dentro de los múltiples errores que se están cometiendo en la forma de afrontar por ambas partes el tema del referéndum del 9-N hay uno que me sorprende. Y es que ambas partes dan por sentadas una serie de bases en futuro que tienen la osadía de compartir a viva voz.

Por el lado español, aunque quiero tocarlo menos, se encuentra el tremendo insulto a la separación de poderes, el enésimo, ya se sabe, dando por hecho que los magistrados del Tribunal Constitucional van a actuar a mi dictado, ¡qué demonios, para eso los elijo yo! No ha habido ninguna prudencia a la hora de barajar alternativas sobre posibles decisiones que el Tribunal pudiese adoptar. El Gobierno ha proclamado a los cuatro vientos, que en cuanto pusiesen el recurso se admitiría automáticamente y el proceso, desde el punto de vista legal quedaría detenido. Casualmente, así fue.

Pero quiero centrarme en los apriorismos catalanes, al hilo de unas declaraciones muy sensatas, as usual, de Julia Otero, hace unos días.

En contra de lo que parece, y de lo que el Gobierno catalán cree, no todo el mundo que se declara a favor de la consulta es independentista. Decía la periodista que ella está deseando que den al pueblo catalán la oportunidad de votar, para votar que prefiere seguir en España. Qué sensato, ¿no?

Todo el mundo da por seguro, Rajoy y Mas entre ellos que si la consulta se produce el voto será mayoritariamente afirmativo… es probable, pero… ¿estamos seguros? No. ¿Y eso cómo se comprueba? Pues la respuesta es fácil… Votando.

En este caso los apriorismos son muy, muy negativos. Anquilosan la solución y os garantizo que ésta no es entrar con los tanques en Barcelona la madrugada del 8 al 9.

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