Otra vez la honestidad de la derecha.
Que el PP está en una auténtica batalla por el poder político, por la influencia económica y la ideológica, es innegable. Que todo esto que está saliendo a la palestra, día a día, tiene como fuente de información gente de dentro, está muy claro.
A día de hoy, sabiendo que han comenzado las dimisiones en el PP de Madrid, por uno de los múltiples casos de corrupción que tienen pendiente de salir en “Esperanzaland”, día en el que el alcalde de Boadilla no hace caso a las recomendaciones de dimisión de la Calle Génova, ellos, a pesar del espectáculo, tienen la certeza de que no va a pasar nada. Sólo se tienen miedo entre ellos.
Ellos, siguen echando la culpa del espectáculo a una campaña de desprestigio por parte de todo el mundo, Fiscalía General, fiscales, medios de comunicación privados y públicos… Es lo que les funciona y lo que cala en el tamiz de su electorado.
La analogía de PSOE = corrupción, contra PP = honestidad, mensaje evidentemente enviado a los votantes de izquierda, únicos que son capaces de ejercer el “no voto” de castigo, se tambalea. A base de guerras de dossiers en la Comunidad de Madrid, los contubernios para lograr el control de Cajamadrid, las corruptelas urbanísticas en ayuntamientos gobernados por el PP en varias comunidades, dichas igualdades parecen empezar a perder fuerza.
Que en el PP hay corrupción es innegable. El crecimiento urbanístico de numerosos municipios gobernados por el PP con políticas urbanísiticas que sólo enriquecían a empresarios amigos del partido, es obvio. La corrupción del PP está enmascarada en multitud de empresas mixtas que ayudan a confundir lo público con lo privado. Son menos zafios que los corruptos del PSOE de Felipe.
Pero esto también se tambalea en tiempos de crisis… Cuando los beneficios disminuyen el ingenio se pierde.
Pero sus votantes perdonarán toda esa corrupción, la dan por descontada. Perdonan el expolio de las empresas públicas en tiempo de Aznar, perdonan a Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, está imputado judicialmente por varios delitos de tráfico de influencia, perdonan las tropelías del Gobierno de Jaume Matas en Baleares…
Espero que todo esto al menos valga para que ellos mismos, como ha hecho Esperanza esta tarde, se bajen poco a poco del pedestal y la mítica y falsísima imagen de honradez del PP se diluya en el disolvente de la realidad. De que le pase factura política me olvido, no es tradición en las mentes de la derecha.
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