Dos manifestaciones… tan diferentes.
La tarde de ayer, en dos puntos que no distan más de quinientos kilómetros había dos manifestaciones, tan, tan diferentes, que no me resisto a comentar ambas.
En Madrid, en una tarde soleada de octubre, la Conferencia Episcopal, lo más granado de la derecha española y algún ex presidente que acaba de hacer unas declaraciones abyectas en Austria, se congregaban contra la reforma de la ley del aborto del Gobierno, en defensa de “la vida y las mujeres”. Paradójico, ¿no?
Absolutamente obsceno, por innecesario y por testimonial. Negar que el aborto existe, en la sociedad española, es una estupidez. No saber que se encuentra en una situación “alegal”, es un acto gratuito de ignorancia. De los dos millones que dicen los organizadores que salieron a la calle, pocos, poquísimos sabían el motivo que les sacaba de sus casitas. Sólo se dejaban llevar, aborregados, por grupos neoconservadores que deciden oponerse a una reforma de la ley que lo único que tiene como novedoso es la tontería de la información paterna para mujeres de entre 16 y 18 años, que sólo buscaban excusas para parar el progreso social.
Mi postura sobre el aborto es bastante clara, y desde mi punto de vista bastante lógico. Cada mujer sabe lo que tiene en su interior y así debe tratarlo y considerarlo. La libertad individual ética es fundamental para el desarrollo del ser humano, ¿qué tal un “laissez faire” ético-religioso? Pues eso es por lo que abogo. Digo más, los plazos que marcan en la ley actual y la futura, son más que razonables y ambos me parecen bien, muy bien, tanto como para no manifestarme.
Un poquito más al norte, el PNV se unía a la manifestación en contra del encarcelamiento de la teóricamente refundada Mesa de Batasuna. Hace un par de años, ese era el motivo de las manifestaciones en la capital del Estado, hoy pasa desapercibida, pasa a un intencionado segundo plano.
La manifestación en Donosti, tenía un motivo mucho más terrenal que la de Madrid, porque era en contra de unas encarcelaciones preventivas. Los Otegui, Diez, etc… han sido llevados a prisión por unas presuntas reuniones, por algo que sólo era un proyecto y que por lo filtrado estaba más al margen de la violencia que el episodio por el que fueron llevados a prisión hace ya unos pocos años.
Esta tarde muchos vascos, pensaban como yo, que hay que evitar la doble imposición en lo que a penas se refiere. Todos estos sujetos ya estuvieron en la cárcel hace tiempo por formar parte de un partido ilegal, incluso por pertenencia a ETA, pero si creemos en el sistema judicial, ¿por qué no se puede creer en la reinserción, en el cambio de ideas, en qué estas personas no puedan dar un paso hacia las palabras alejándose de las armas? A día de hoy, la justicia ha dado un paso hacia la injusticia y ha negado la capacidad de reconstruir su propia vida política, a gente que ya fue juzgada y que se ha mandado a prisión por un delito del que, aun, no habían vuelto a reincidir.
Podréis seguir viendo informativos y cómo el balance de tiempos en las televisiones no se corresponde con lo que pasaba hace unos meses, ¿será que no interesa hablar ya de Euskadi? No entiendo el porqué.
La tarde de ayer, en dos puntos que no distan más de quinientos kilómetros había dos manifestaciones, tan, tan diferentes, que no me resisto a comentar ambas.
En Madrid, en una tarde soleada de octubre, la Conferencia Episcopal, lo más granado de la derecha española y algún ex presidente que acaba de hacer unas declaraciones abyectas en Austria, se congregaban contra la reforma de la ley del aborto del Gobierno, en defensa de “la vida y las mujeres”. Paradójico, ¿no?
Absolutamente obsceno, por innecesario y por testimonial. Negar que el aborto existe, en la sociedad española, es una estupidez. No saber que se encuentra en una situación “alegal”, es un acto gratuito de ignorancia. De los dos millones que dicen los organizadores que salieron a la calle, pocos, poquísimos sabían el motivo que les sacaba de sus casitas. Sólo se dejaban llevar, aborregados, por grupos neoconservadores que deciden oponerse a una reforma de la ley que lo único que tiene como novedoso es la tontería de la información paterna para mujeres de entre 16 y 18 años, que sólo buscaban excusas para parar el progreso social.
Mi postura sobre el aborto es bastante clara, y desde mi punto de vista bastante lógico. Cada mujer sabe lo que tiene en su interior y así debe tratarlo y considerarlo. La libertad individual ética es fundamental para el desarrollo del ser humano, ¿qué tal un “laissez faire” ético-religioso? Pues eso es por lo que abogo. Digo más, los plazos que marcan en la ley actual y la futura, son más que razonables y ambos me parecen bien, muy bien, tanto como para no manifestarme.
Un poquito más al norte, el PNV se unía a la manifestación en contra del encarcelamiento de la teóricamente refundada Mesa de Batasuna. Hace un par de años, ese era el motivo de las manifestaciones en la capital del Estado, hoy pasa desapercibida, pasa a un intencionado segundo plano.
La manifestación en Donosti, tenía un motivo mucho más terrenal que la de Madrid, porque era en contra de unas encarcelaciones preventivas. Los Otegui, Diez, etc… han sido llevados a prisión por unas presuntas reuniones, por algo que sólo era un proyecto y que por lo filtrado estaba más al margen de la violencia que el episodio por el que fueron llevados a prisión hace ya unos pocos años.
Esta tarde muchos vascos, pensaban como yo, que hay que evitar la doble imposición en lo que a penas se refiere. Todos estos sujetos ya estuvieron en la cárcel hace tiempo por formar parte de un partido ilegal, incluso por pertenencia a ETA, pero si creemos en el sistema judicial, ¿por qué no se puede creer en la reinserción, en el cambio de ideas, en qué estas personas no puedan dar un paso hacia las palabras alejándose de las armas? A día de hoy, la justicia ha dado un paso hacia la injusticia y ha negado la capacidad de reconstruir su propia vida política, a gente que ya fue juzgada y que se ha mandado a prisión por un delito del que, aun, no habían vuelto a reincidir.
Podréis seguir viendo informativos y cómo el balance de tiempos en las televisiones no se corresponde con lo que pasaba hace unos meses, ¿será que no interesa hablar ya de Euskadi? No entiendo el porqué.
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