“Maldito adelanto electoral”, deben pensar tanto Diez Usabiaga como Otegui. Ayer, a ambos se les comunicó oficialmente la sentencia que les condena a 10 años de cárcel por pertenencia a banda armada.
La estrategia judicial que permite tachar de terrorista a todo aquel que tenga una relación más o menos estrecha con el mundo de izquierda abertzale, ha contaminado también a estas dos figuras del entorno independentista, y en un juicio cuya razón de ser era la de juzgar la intención de ambos de refundar Batasuna, acaba con estos dos sujetos condenados por pertenencia a banda armada.
Curioso, cuando hemos visto durante todo el proceso judicial cómo Otegui renegaba de la eufemísticamente llamada “lucha armada” cuando ha declarado delante de su Señoría que un atentado de ETA ya no tendría sentido, cuando en público, delante de un Tribunal, se ha desmarcado de la violencia como vehículo para conseguir nada. Curioso.
Y sobre todo más curioso cuando ahora estamos frente una oportunidad única de dejar languidecer a ETA y hacerla morir lenta y silenciosamente. Con su estructura muy deteriorada, con el mundo abertzale negándole su apoyo y apostando por la vía política.
Me sorprende que la justicia no tenga en cuenta esto. Me sorprende que no se tenga en cuenta que la normalización está llegando a Euskadi poco a poco. Que la kale borroka ha desaparecido, que ha cesado la extorsión a los empresarios… Me pregunto si es necesario convertir a estos dos hombres en mártires de la causa independentista, me pregunto si es necesario dar algún motivo, por pueril que sea a algún descerebrado para volver a la violencia…
Me sorprende y a grandes rasgos me entristece. Creo que fuera de Euskadi no prestamos atención a un problema que se está autosolucionando, sólo porque ya no llena portadas en forma de muertos, secuestrados o extorsionados.
Personalmente creo que estos dos hombres fueron poco valientes en su tiempo. Cuando tenían la voz cantante en el mundo abertzale, después de la declaración de Anoeta tuvieron ambos una oportunidad pintiparada de desmarcarse de la violencia etarra, para hacer lo que la siguiente generación de políticos vascos independentistas está haciendo. Pero también hay que atribuirles algo de culpa en este proceso de normalización, bien sea en su tiempo pretérito o bien ahora que se desmarcan públicamente de la violencia.
Espero que esto no se convierta en un paso atrás, en un retroceso de algo que poco a poco, sin hacer mucho ruido sólo tiene un fin. La normalización en Euskadi. Lo deseo de veras.
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