jueves, septiembre 08, 2011

Escuchando otras cosas, ¿motivo de esperanza?

A nadie se le escapa que llevamos tiempo en crisis. Pero me preocupa, por novedoso, que uno de los efectos que la crisis está ejerciendo sobre la masa, sobre el pueblo, es que empieza a sumirle en un estado de depresión permanente. Os pido que lo probéis, escuchad una conversación de bar de la mesa de al lado, seguro que se habla con resignación de lo mal que están las cosas, de alguien que queda en paro, de una empresa que cierra… Es un hecho constatable.

Pero lo más curioso es que la sociedad normal, el ciudadano de a pie, en estas conversaciones, ha empezado a asumir la autoinculpación en todo este proceso, sólo porque, y me incluyo, quisimos comprar una casa a precio de mercado o porque no supimos parar a tiempo los excesos en las prestaciones sociales.

Ahora, asumimos con una impecable estoicidad que los recortes, que el paro que ellos provocan, que la reducción de funcionarios, la mutilación del estado del bienestar y que las empresas prescindan de trabajadores como de pañuelos de papel, es lo que toca. Asumimos que los bancos y los agentes financieros son un negocio y que dentro del negocio está que nos engañen.

No. No, y mil veces no, eso no es así.

Pero que no es así lo sabíamos antes en la teoría, y la práctica, después de un par de años de esas medidas restrictivas de manual nos empieza a avalar. Los recortes, la austeridad, están generando mucho más estancamiento económico, recesión y mucho más paro. Así pasa que tras un par de años de esas medidas ni España, nie el resto de Europa, ni Estados Unidos, levantan cabeza como deberían.

¿Por qué? Porque presumiblemente, la salida no pasa por culpar a la ciudadanía, por comportarse como los poderes fácticos económicos les mandaron comportarse, en época de bonanza.

No obstante, empiezo, por fin, a oír otras soluciones, otras maneras de poner a girar la rueda de nuevo, que es el camino. Oigo a Cayo Lara diciendo que en vez de poner freno al endeudamiento en la Constitución, se le ponga freno a fraude fiscal, tanto a pequeña como a gran escala, Oigo a Presidentes franceses de derechas y a candidatos socialistas españoles apostar por una subida de impuestos, sobre todo a las clases más favorecidas cuantitativamente en anteriores bajadas ¿Por qué? Porque esto pone más dinero en manos del estado, porque esto equilibra la balanza, mantiene el déficit controlado sin reducir drásticamente el gasto público.

Si lo importante es no endeudarse, vale gastar menos, pero se ha demostrado que eso no funciona, ¿por qué no probamos a gastar lo mismo recaudando más?

Yo, apoyo esa segunda salida. Al menos merece un par de años de prueba, como la otra.

 

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1 comentario:

ogry dijo...

Estoy de acuerdo.

De hecho, los países occidentales que menos han notado la crisis son justamente en los que el fraude es menor, en los que el dinero en manos del estado por habitante (ratio muy difícil de hallar, siempre se habla de presión fiscal, y no es lo mismo) es más alto, como Finlandia, Suecia, Dinamarca, y Países Bajos.

Inversamente, los países con más problemas son justamente los que tienen más problemas de fraude y corrupción, caso de Grecia, Portugal, España, Italia e Irlanda.

Los países como Alemania, Francia e Inglaterra, mucho más grandes económicamente hablando, se ven afectados tangencialmente, bien porque ha aumentado el riesgo de las inversiones y créditos que concedieron a estos países, bien porque han perdido el mercado que creyeron haber conquistado.

Desde luego, si en España hay que corregir un déficit estructural, es el de inspectores de hacienda y de trabajo. Sería mucho más rentable que flexibilizar el mercado laboral.

Yo he hecho una propuesta en este sentido que va incluso más allá.

http://propongo.tomalaplaza.net/9603/sistema-informatico-gestion-empresarial-unico-obligatorio