Te insultan, luego cabalgamos, y me vas permitir usar la primera persona del plural desde la lejanía y desde la incapacidad para poder hacer las cosas que representas y capitaneas.
Estoy un poco harto de oir un montón de desmarques de hipócritas palabras, tan políticamente correctas como cobardes, de gente que se hace llamar de izquierdas al respecto de las últimas acciones que tanto tú, como compañeros del SAT estáis llevando a cabo estas últimas semanas y que no dejan de ser la punta del iceberg de un modo de hacer política que se remonta a más de treinta años atrás.
Supongo que el primero de tus pecados, el venial, será importunar las vacaciones de gobernantes, políticos y periodistas con tus acciones, tan poco comunes. Del mismo modo, que presumo que el pecado capital será el de abanderar una serie de actividades que son la culminación de una ideología clara y a favor de las clases más necesitadas.
Para muchos, Marinaleda, era hasta hace poco una gran desconocida. Ahora algunos la descubrimos como un ejemplo de lo que la política municipal puede hacer por sus ciudadanos. Un ejemplo de cómo en una zona nada favorecida, puede sobrevivirse de una manera justa, sostenible y sin la eterna búsqueda del dinero fácil, sólo buscando el bienestar del ciudadano.
Tanto Marinaleda como tú, sois la bandera de ese cambio que todos buscamos. Un cambio basado en el reparto de la riqueza, en un crecimiento posible y sostenible y en la lucha de la igualdad y de la supervivencia de todos los que vivimos en una comunidad.
A la respuesta a esta crisis le faltan padrinos, le faltan figuras que ayuden a la ciudadanía a salir del letargo en la que está sumida. Por eso quiero pedirte el favor de que sigas con esto.
Sigas con tu proyecto en Marinaleda y sigas despertando conciencias y mentes aletargadas con actos que pueden ser más o menos efectistas, más o menos mediáticos, pero que no tienen otro fin que la búsqueda del cambio, ese cambio que tanto nos hace falta a todos.
A diferencia de otros pseudo izquierdistas a los que les oigo juzgarte desde sus poltronas y sus aspiraciones, diciendo cosas del tipo “estoy de acuerdo con el fondo pero no con la forma” o “ esas cosas hay que hacerlas, pero de otro modo”, tienes todo mi respaldo.
Hace falta agitar al pueblo para que despierte, y hace falta agitarle fuerte. Te animo a ello. Desde aquí, mi modesto e incondicional apoyo.
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