Si alguna frase se ha repetido hasta la saciedad durante los últimos tiempos, es esa tan manida que dice que la clase política está muy lejos de la sociedad civil, pero creo que habría que reformularla.
De hecho, cerca de la llamada sociedad civil sólo está la sociedad civil. No es cuestión de la clase política, ni de los estamentos, ni nada de eso, es simplemente que nadie va a cuidar de la sociedad civil si no lo hace ella misma.
Sin duda la noticia política de las últimas horas son las innovadoras condiciones del rescate chipriota. Estos días, tras considerar la Unión Europea, o como dios quiera que se llame ese estamento plurinacional que gestiona Alemania, se le ha impuesto al pueblo chipriota, una serie de condiciones para el rescate, que van desde los típicos ajustes de las pensiones y la paralización de la inversión pública, hasta un impuesto que grava a todos los depósitos sea de la cuantía que sean con un único afán recaudatorio. Me hacía gracia, que hoy había periodistas que le llamaban quita, otros decían que era una compensación, es mentira, es un robo, un atraco que la Unión Europea exige a Chipre, miembro de la UE desde hace sólo 10 años, para pagar una supuesta bancarrota del país, sobre todo culpa de las inversiones en Grecia de los bancos chipriotas.
Una cascada de fichas de dominó que al final acaba recayendo sobre toda la población chipriota. Desconozco si va a haber algún tipo de rectificación o si esto al final puede quedar en nada, pero estos días viendo al ministro de finanzas griego diciendo que era “algo inevitable” o escuchar a Cospedal responder a preguntas de los periodistas alabando a la Unión Europea cuando obliga a los países a ser austeros y dar así ejemplo. Asco.
Sabéis que la isla de Chipre tiene un tercio de su superficie ocupado por Turquía, ¿no?. Estaría bien preguntar hoy en la isla a sus habitantes qué es mejor, si ser europeo o turco. Como hoy decía alguno, para ser pobre, al menos serlo sin estar al dictado de Europa.
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