miércoles, enero 13, 2016

Cataluña sin vísceras.

Estreno el año en el blog, y si duda que lo hago con el tema estrella.
Dentro de las múltiples cortinas de humo que los poderes fácticos nos “corren” para que se nos olvide el país de sueldos de miseria, de empleo precario, de emigrantes en centro Europa y de cada vez mayor desigualdad social, en el que vivimos, es ésta de Cataluña la que mejor cumple su papel de camuflar la realidad. 

Pero parece ser, por lo que se lee en periódicos y en las redes sociales, que pocos somos los que podemos ser capaces de dejar la visceralidad de lado, y hacer un análisis riguroso y sosegado de lo que está pasando. Y lo que está pasando es que no va a pasar nada y que esto no son más que fuegos de artificio para garantizar el status quo de los principales partidos tanto en Cataluña como en Madrid. 

Todo el mundo sabe, y el nuevo Gobierno de la Generalitat, incluido, que esta intentona pseudoindependentista no va a llegar a nada. Y no va a llegar a nada, porque en primer lugar, del apoyo unánime del pueblo catalán que esperaban sus precursores, la victoria fue tan pírrica que se quedó en un 48% frente a un 36% del “no” (permitidme quitar del “no” tanto al PSC que no sabe lo que quiere como a Catalunya si que es Pot que abogaba por un referéndum en condiciones). Este porcentaje ilegitima por completo cualquier iniciativa. El único camino hacia la independencia unilateral era una victoria de sí arrolladora, más de un 60%, y que obviamente no se produjo. 

En Madrid, también saben que el movimiento no va a ningún sitio, pero… ¡ay! Quién se resiste a abrir ese melón, con la de votos que da… con lo que pone en la meseta eso de la unidad de España. Que estás con un sueldo mísero de 600 euros para toda tu familia o que llevas 4 años en el paro… sí, pero España, una, ¿eh?... 

Ahora sólo queda esperar, que se aplique el famoso artículo 155 o que el recientemente nombrado Puigdemont acabe en algún juzgado, para aumentar la lista de mártires catalanes, y así ir elevando el 49% hacia cotas más dignas… Leo en las redes eso de que esto es una guerra, y que las guerras se ganan o se pierden… vamos, por si había alguna duda, conmigo que no cuenten, ni unos ni otros… no pienso mover un dedo por algo que no va a ningún sitio, y que si acaba yendo, es porque el frentismo que se teje desde Madrid, no ha hecho más que victimizar torpemente el proceso. 

Hay que ser valientes y sentarse a dialogar para terminar con la pantomima, y hay muchas formas de acabar con ella. Pero tienen que ser nuevos interlocutores y que estén lejos de las trincheras ultranacionalistas los que tienen que encabezar este valiente diálogo por la convivencia. 

A mí, que me busquen para pelear por subir el salario mínimo interprofesional, para que las eléctricas no le corten la luz a las familias sin recursos, o porque la banca que Europa rescató con el esfuerzo de todos deje de poner a gente en la puta calle. Ahí sí me vais a encontrar, sin banderas, en Madrid, en Barcelona, en Atenas, o donde sea.

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