Europa sí, pero ¿qué es Europa?.
Estoy en Dublín y lejos de lo que la apacible isla británica pueda aparentar, aquí se cuece el futuro de lo que será la Unión Europea, o quizá, de lo que los políticos quieren que sea la Unión Europea.
Cuando llegaba del aeropuerto, comentaba con el taxista, él desde su “no” al tratado de Lisboa que tenía pegado en el cristal de su taxi, y yo desde mi europeismo aséptico, sin ilusión por una cosa que sigo sin encontrarle la enorme utilidad que su potencialidad indica, coincidíamos en que la UE es cosa de políticos que no se ha sabido vender a la plebe.
Es curioso el caso irlandés, ya que todos los principales partidos políticos están a favor del “sí”, mientras que el “no” es patrimonio de extremistas y outsiders políticos como el Sein Fein. Aún así las encuestas le dan una ligera ventaja al “no”, y mi percepción en la calle, es que va a barrer. Será, me temo, el enésimo golpe a la construcción europea, que no acaba de arrancar y que no se consolida como la verdadera potencia económica, financiera y social que debería ser, contra una Norteamérica, ahora de capa caída.
Es cierto y es bastante palpable que los motivos que los carteles que apoyan el “no” esgrimen son bastante demagogos e inconsistentes, pero son los que están llegando a la sociedad irlandesa. El resultado, el jueves.
Pero claro, frente a la demagogia, Europa, en lugar de dar pistas de progreso fija una nueva normativa que permite las jornadas semanales de 65 horas. Sí, no te frotes los ojos, estamos en 2008 y Europa ayuda a que los trabajadores pierdan derechos, vuelvan a situaciones de inicios del siglo XX y sólo cinco países, España, Bélgica, Grecia, Chipre y Hungría, son los que se oponen de manera frontal a la medida.
Estoy en Dublín y lejos de lo que la apacible isla británica pueda aparentar, aquí se cuece el futuro de lo que será la Unión Europea, o quizá, de lo que los políticos quieren que sea la Unión Europea.
Cuando llegaba del aeropuerto, comentaba con el taxista, él desde su “no” al tratado de Lisboa que tenía pegado en el cristal de su taxi, y yo desde mi europeismo aséptico, sin ilusión por una cosa que sigo sin encontrarle la enorme utilidad que su potencialidad indica, coincidíamos en que la UE es cosa de políticos que no se ha sabido vender a la plebe.
Es curioso el caso irlandés, ya que todos los principales partidos políticos están a favor del “sí”, mientras que el “no” es patrimonio de extremistas y outsiders políticos como el Sein Fein. Aún así las encuestas le dan una ligera ventaja al “no”, y mi percepción en la calle, es que va a barrer. Será, me temo, el enésimo golpe a la construcción europea, que no acaba de arrancar y que no se consolida como la verdadera potencia económica, financiera y social que debería ser, contra una Norteamérica, ahora de capa caída.
Es cierto y es bastante palpable que los motivos que los carteles que apoyan el “no” esgrimen son bastante demagogos e inconsistentes, pero son los que están llegando a la sociedad irlandesa. El resultado, el jueves.
Pero claro, frente a la demagogia, Europa, en lugar de dar pistas de progreso fija una nueva normativa que permite las jornadas semanales de 65 horas. Sí, no te frotes los ojos, estamos en 2008 y Europa ayuda a que los trabajadores pierdan derechos, vuelvan a situaciones de inicios del siglo XX y sólo cinco países, España, Bélgica, Grecia, Chipre y Hungría, son los que se oponen de manera frontal a la medida.
Increíble. Luego algunos se preguntarán la razón del presumible “no” irlandés. (Como el café, irlandés).
3 comentarios:
es una vergúenza y un retroceso para los trabajadores y aunque el govierno español no ha votado a favor, se ha ABSTENIDO, no ha tenido valor para votar en contra, ahora la pelota está en el tejado del parlamento europeo, del que tampoco me espero nada bueno.
Esto nos pasa por tener unas instituciones europeas "tan democráticas", lo más alucinante es que parece que nadie se da cuenta y permanecemos dormidos, ¿hasta cuando nos vamos a mantener aletargados, hasta el momento que nos pongan el grillete? y entonces nos sorprenderá y todo...
Ana
Europa es uno de los continentes que forman el supercontinente Eurasia, situado entre los paralelos 36º y 70º de latitud norte, a la que de forma convencional y por motivos históricos es considerada un continente. Se extiende en la mitad oriental del Hemisferio Norte, desde el Océano Glacial Ártico por el norte hasta el Mar Mediterráneo por el sur. Por el oeste, llega hasta el Océano Atlántico; por el este, limita con Asia, de la que la separan los montes Urales, el río Ural, y el Mar Caspio.
Ana, la abstención española en la votación en la cumbre no es más que una herramienta para poder modificar la ley en el Parlamento Europeo.
Creo que esta vez, no ha habido duda alguna sobre la posición manifiestamente en contra de España.
Pero no deja de ser cierto que la sociedad trabajadora no debe dejar comerse el terreno y que los grilletes están mucho más cerca de lo que cualquiera puede pensar.
Gracias por vuestros comentarios.
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