Ibarretxe no es el nacionalismo.
Ente pitos y flautas, aunque a escondidas entre las tórridas historias de las traiciones en el PP, subyace el “Plan Ibarretxe 2.0” en esa huida hacia delante, que busca quemar etapas y planes, como dijo Groucho Marx, “De derrota en derrota hacia la victoria final”.
La semana pasada fue el motivo de otra reunión entre el Presidente Zapatero y el Lehendakari, con la ridícula sensación de que la reunión no valdría para nada por lo previsible de las conclusiones.
El sentido común y los demócratas que somos suficientemente comprensivos con el nacionalismo periférico, consideramos que la estrategia del lehendakari pretende repetir el experimento que otras veces le ha funcionado, pero olvida que la situación hoy es completamente distinta.
Ibarretxe busca los votos en casa mediante la confrontación con el gobierno central. Pero creo que esta vez la situación ha cambiado. Con un PSE en expansión y con un presidente del Gobierno que en lugar de ser Aznar, que era una fábrica de votos para el nacionalismo, está Zapatero, percibido en Euskadi y en Catalunya como el presidente idóneo para llevar hasta el máximo legal las reivindicaciones autonomistas o federalistas.
El lehendakari no tiene en cuenta el cambio de escenario. ETA ha vuelto a matar y ni el sentido común ni la “ética” que tanto reivindica permiten seguir jugando una partida en la que además de cartas, tan reprobables como execrables reaparecen pistolas.
El nuevo – antiguo modus operandi de Ibarretxe ha provocado el encendido de la mecha que provocó el abandono de la primera fila política del mejor político vasco que se ha dado en las últimas épocas.
Tras la sangría de votos que el PNV sufrió el 9 de marzo, el problema fundamental para unos y otros es decidir la estrategia que les permita conservar el poder que de forma permanente han ostentado en Euskadi. Puesto que la alianza con los socialistas es imposible, han decidido que Ibarretxe siga con su plan a la caza del voto abertzale cansado de la violencia o simplemente dispuesto a ejercer el pragmatismo para impedir una derrota nacionalista. Una vez más, los herederos de Batasuna bajo las siglas del PCTV tienen la llave para que el proyecto de consulta salga adelante en el Parlamento vasco, aunque nunca llegue a celebrarse. De momento, Ibarretxe les ha regalado casi un mes de protagonismo político.
A mí ya me parece demasiado regalo.
Ente pitos y flautas, aunque a escondidas entre las tórridas historias de las traiciones en el PP, subyace el “Plan Ibarretxe 2.0” en esa huida hacia delante, que busca quemar etapas y planes, como dijo Groucho Marx, “De derrota en derrota hacia la victoria final”.
La semana pasada fue el motivo de otra reunión entre el Presidente Zapatero y el Lehendakari, con la ridícula sensación de que la reunión no valdría para nada por lo previsible de las conclusiones.
El sentido común y los demócratas que somos suficientemente comprensivos con el nacionalismo periférico, consideramos que la estrategia del lehendakari pretende repetir el experimento que otras veces le ha funcionado, pero olvida que la situación hoy es completamente distinta.
Ibarretxe busca los votos en casa mediante la confrontación con el gobierno central. Pero creo que esta vez la situación ha cambiado. Con un PSE en expansión y con un presidente del Gobierno que en lugar de ser Aznar, que era una fábrica de votos para el nacionalismo, está Zapatero, percibido en Euskadi y en Catalunya como el presidente idóneo para llevar hasta el máximo legal las reivindicaciones autonomistas o federalistas.
El lehendakari no tiene en cuenta el cambio de escenario. ETA ha vuelto a matar y ni el sentido común ni la “ética” que tanto reivindica permiten seguir jugando una partida en la que además de cartas, tan reprobables como execrables reaparecen pistolas.
El nuevo – antiguo modus operandi de Ibarretxe ha provocado el encendido de la mecha que provocó el abandono de la primera fila política del mejor político vasco que se ha dado en las últimas épocas.
Tras la sangría de votos que el PNV sufrió el 9 de marzo, el problema fundamental para unos y otros es decidir la estrategia que les permita conservar el poder que de forma permanente han ostentado en Euskadi. Puesto que la alianza con los socialistas es imposible, han decidido que Ibarretxe siga con su plan a la caza del voto abertzale cansado de la violencia o simplemente dispuesto a ejercer el pragmatismo para impedir una derrota nacionalista. Una vez más, los herederos de Batasuna bajo las siglas del PCTV tienen la llave para que el proyecto de consulta salga adelante en el Parlamento vasco, aunque nunca llegue a celebrarse. De momento, Ibarretxe les ha regalado casi un mes de protagonismo político.
A mí ya me parece demasiado regalo.
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