Este título suena a cuento, ¿no?, del tipo “La liebre y la tortuga” o similar… Pero es el mayor reto al que se enfrenta el ex senador esta legislatura.
El pasado domingo, Obama, se personó en cinco programas de televisión diferentes, el mismo día, con la idea de explicar su sanidad, la sanidad normal, la que concebimos nosotros en Europa.
Como no podía ser de otra forma, es un proyecto criticado por republicanos y algunos demócratas, que costará un billón de dólares en diez años y beneficiará a los 50 millones de estadounidenses que no tienen seguro médico y que estarán cubiertos por un plan nacional parecido al modelo europeo.
La pieza angular es la creación de una opción pública que cubra a los que no tienen cobertura. La idea parte del “libro blanco” de la campaña de Obama, la idea de conseguir cambios positivos en su comunidad, su barrio, su Estado o su país y esta es una idea de cambio que sin duda mejora la calidad de vida de sus conciudadanos.
Dentro de esta idea vital se encuentra el objetivo de lograr una cobertura universal para todos los ciudadanos. Algo normal en Europa pero que en el país más poderoso de la tierra no se da, ya que hay una importante parte de la población (equivalente a la de toda España) que no tiene cobertura sanitaria alguna. Ni pública ni privada. Y los resultados son concluyentes: la esperanza de vida en los EE.UU. (77,9 años) es similar a la de un país tan pobre como Cuba e inferior a la de los principales países del mundo con cobertura pública universal, cuya esperanza de vida es mayor de 80 años (Australia, Canadá, España, Finlandia, Francia, Italia, Suecia, Suiza, ...). Sin embargo, el coste sanitario total de los EE.UU (19% del PIB), en más del 60% privado, es casi el doble que el de los países de cobertura universal pública; en España el coste total es aproximadamente el 9% PIB (6% público y 3% privado).
Por fin, un país tan conservador como Estados Unidos da el paso y asume que la medicina es un derecho fundamental y que una vida digna, con salud no debe ser sólo propiedad de los que tengan dinero suficiente para pagar sus vicios… la sanidad no es un vicio.
De paso, le quitamos a la derecha el mayor de sus referentes cuando ansíen reducir la cobertura sanitaria de los ciudadanos… Y ojo con confundir debates y hablar del “turismo sanitario” y pamplinas similares.
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