El pasado jueves, la asociación de ex diputados y ex senadores del Congreso de los Diputados, promovió unas jornadas denominadas “El reto de la ingeniería civil ante la crisis”, vamos, un título nada ambicioso (ironía), o lo que es lo mismo, la búsqueda de la llave maestra que desatasque un sector anteriormente pujante que ahora se ahoga en su anterior éxito.
Interesantes opiniones las que se escucharon en la sala, pero tan utópicas, tan alejadas de la realidad y tan contradictorias en su fundamento que eran difíciles de casar.
Voy a referirme en concreto a las que los mandamases de las asociaciones de constructoras repitieron a modo de mantra como claves para la salida de la crisis en el mercado interior. Puedo asegurar que se resumían en las siguientes:
· Promoción de las financiaciones público privadas de las infraestructuras futuras.
· Prolongación del periodo de las concesiones y flexibilización de los peajes, de las existentes.
· Privatizaciones globales de los servicios públicos, incluso de bienes nacionales como patrimonio nacional o incluso zonas forestales para su explotación por empresas privadas.
· Aumento de los impuestos indirectos en el transporte: consolidación de la “euroviñeta” y aumento de los impuestos sobre los hidrocarburos.
· Petición casi desesperada de una reconversión global del sector, a imagen y semejanza de otros que han ido quedando obsoletos dentro del sistema productivo nacional. (véase siderurgia o carbón)
· Recorte en los gastos no productivos dentro de los Presupuestos Generales.
¿No parece un “collage” de ideas sin pies ni cabeza tomadas a voluntad tanto de manuales socialdemócratas, en menor medida (véase subida impositiva) y de lo más neoconservador del panorama ideológico mundial?
Personalmente, sólo veo un denominador común dentro de esta catarata de ideas, que convierten en inútiles foros como estos, y que los alejan de la solución del problema y es que arreglar el sector de la construcción en España no puede pasar por hacer recaer su actual crisis sobre el resto de la sociedad. Eso ética y sobre todo políticamente no es aceptable, es absolutamente inviable, ya para técnicos, mucho más para políticos.
Poner la sociedad en su conjunto a pagar mediante peajes, reducciones sociales, subasta del patrimonio público y aumento de los impuestos indirectos, la recuperación del sector de la construcción es un error mayúsculo.
El sector de la construcción entró en crisis por su propia voracidad, por su propio afán de crecimiento y su indiscriminado aumento, haciendo que las constructoras, las ingenierías, el sector público, las titulaciones y las universidades se dimensionaran de una forma tan errónea que sólo un par de años después el sistema es absolutamente incapaz de absorber todos los profesionales que se ven penando por las esquinas, con una alta experiencia profesional pero que no le son útiles al sistema por su coste o por su incapacidad de adaptación.
Y dado que el sector tuvo una crisis adiabática, la salida de la misma, debe ser exactamente igual, sin solicitar de manera pedigüeña que sea el poder público el que solucione el problema, y siendo lo suficientemente generoso para asumir pérdidas en contrapartida de las millonarias ganancias que no hace mucho eran generales.
Es curioso, a la vez que preocupante, que las salidas para que el sector se normalice en España, nazcan de un modo tan plausible del daño al resto de la sociedad enarbolando la bandera (no menos cierta) del beneficio social que las obras públicas generan (a veces). Igual habría que darle al tema una vueltita más… Propongo algo menos “ombliguista”, ¿no?
1 comentario:
Esta claro que la Universidad debería reaccionar y reducir el número de plazas para devolver el prestigio a la carrera de Ingeniero de Caminos.
Que el 80% de la promoción de este año vaya al paro no es admisible!!!
Lo de las Universidades Privadas no merece la pena intentarlo... es un negocio sin futuro....
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