lunes, mayo 23, 2011

No era difícil de predecir.

La hecatombe de la izquierda, es decir, el triunfo rotundo de la derecha, esta vez no era complicada de predecir.

Es triste pero cada uno de los tópicos y criterios que rigen las contiendas electorales se han cumplido uno a uno. Por un lado el voto de castigo de los votantes de izquierda, mucho más de los socialistas, por el otro, la inmensa capacidad de perdón de la derecha para con sus políticos, a los que tachan de faltos de carácter y de blandos, pero que junto con los casos de corrupción son cosas que se olvidan sin dudarlo, una vez que suena la trompeta electoral.

Así que la diferencia, un par de millones de votos y la sensación de que el partido socialista debe pensar qué hacer y cómo afrontar el proceso de primarias que comienza mañana.

Hoy es un día triste para la izquierda, porque se fragmenta e incluso algunos optan por el cascarón vacío de Rosa Díez de que tampoco sabemos por donde va a salir, ni a nivel de pactos ni a nivel ideológico, ni nada.

Por otro lado y como predije hace un puñado de posts Cascos arrasó en Asturias. Mientras la derecha consigue más votos con sus escisiones, la izquierda pierde poder y prácticamente entrega todas las cuotas de poder que mantenía.

Sólo hay una buena noticia, y es que la normalización de Euskadi sigue en camino con los notables resultados de Bildu, que consigue votos que demuestran cuántos huérfanos de democracia había gracias a la caprichosa ley de partidos.

Hay que ponerse a trabajar, ideológica y electoralmente. La izquierda tiene que seguir existiendo, sigo pensando que es el camino. Derecha, ahí tienes el país, me demostrarás que no me equivoco.

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