La dimisión de Esperanza Aguirre de ayer, lejos de lo anecdótico del personaje, que seguro que tiene motivos personales importantes, es una muestra de hasta qué punto el sistema partidista español no ofrece ninguna garantía de respeto a la decisión popular.
Dentro de un par de semanas, se dará la paradoja democrática de que ni la alcaldesa ni el presidente de la Comunidad de Madrid, han sido elegidos sin recibir directamente ni un solo votos de los ciudadanos.
El endogámico sistema democrático español permite estas cosas, sin que nadie, salvo Izquierda Unida solicite ayer el adelanto electoral en Madrid.
La verdad es que haciendo un análisis de las últimas elecciones, si es lícito ganar sin explicar el programa electoral, si es válido no mantener las promesas en campaña, y si no es necesario mantener ni siquiera a los candidatos votados, ¿qué estamos votando? ¿Unas siglas donde cabe la heterogénea ideología de casi una decena de españoles? ¿Estamos dando un apoyo ciego a un sistema que nos da la espalda a la mínima?
Ayer en las emotivas palabras de Esperanza, reconoció sin sonrojo que ya se había planteado no presentarse en las últimas elecciones autonómicas, pero que pensó ¡Qué demonios! Ya habrá tiempo para irme después de pasarme por el forro el voto que los ciudadanos me dieron.
Entiendo que los radicales recortes, impopulares a la par que inútiles, las fotografías de su ridícula campaña contra la subida del IVA que ahora debe tragarse, o la quizá la posible cercana petición de ayuda al fondo de rescate de la Comunidad de Madrid, habrán podido con el ánimo de la presidenta.
La verdad es que la derecha más reaccionaria, el tea party español se queda sin uno de sus referentes, ideológicamente no le echaré de menos, el desmantelamiento del sector público madrileño, el apoyo descarado a las políticas anti clase trabajadora y sus tan poco correctas formas tampoco.
Un poco de respeto al voto ciudadano por los partidos que aprovechan el sistema a su antojo buscando la rentabilidad electoral y el alimento de egos y vidas personales sin tener en cuenta su responsabilidad y el mandato recibido no estaría de más. Buscan que la participación ciudadana llegue a niveles irrisorios, pero nos les vamos a dejar. A ver si aprendemos.
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