Hoy, que la verdad es que no hay en los medios de comunicación más que noticias judiciales, con lo interesantes que son, podemos jugar a las diferencias entre jueces y ciudadanos.
Se ha publicado que Jaume Matas, ha sido condenado por cohecho por hacer que contratasen a su mujer de relaciones públicas en un hotel, trabajo que no desempeñó. El jurado sí se ha dado cuenta de que el salario no era tal, sino una prebenda que nunca se hubiera conseguido de no haber sido el marido de la trabajadora presidente de Baleares. El jurado popular, en menos de 24 horas, ha visto meridiana la jugada. Culpabilidad y condena al canto.
Esto del cohecho no lo vio el juez de Nules, sin jurado popular y prácticamente puesto a elección del acusado, tras los nueve antecesores que hubo en el cargo, cuando sólo declaró culpable a Carlos Fabra de delito fiscal, de 700.000 euros, y no de cohecho y tráfico de influencias, porque no se probó de dónde habían salido estos notables ingresos… Curioso, cuanto menos, una buena mirada a otro lado a tiempo, evita muchos quebraderos de cabeza.
No voy a juzgar si es intencionada o casual esta más que sutil diferencia, y me asalta la duda de si se trata de una violación a Montesquieu y a su idílica separación de poderes, o se trata de una separación de la ciudadanía tal que les coloca a años luz de los ciudadanos a los que deben defender y que amablemente les pagan su salario.
Apostaría doble o nada a que se trata de lo primero, en ambas pesquisas.
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