Publicaba hace un rato en alguna red social que la ciudadanía española ha decidido inyectarse morfina en vena para pasar estos tragos. Si no era suficiente el irrecuperable recorte de derechos laborales y sociales que comenzaron en mayo de 2010, si acaso no lo es menos comprobar día a día que el sistema de castas al más radical estilo indio lleva implantado en nuestro país y sin que lo supiésemos, si no valía enterarnos de las prebendas de las que banqueros y políticos, entre otros, gozan sin escrúpulo, si no son suficientes las andanadas de un ministro de Hacienda a caballo entre la comedia y la “hijoputez”, también empiezo a temer por mi integridad física.
Nuestro irreversible camino hacia nuestra conversión a un país del tipo de Liberia, o Sierra Leona, está dando un paso más estos días/semanas, con la frivolidad de tratamiento que el PP está haciendo sobre la delincuencia, la sociedad y la seguridad ciudadana.
Regresó Cifuentes a su Delegación del Gobierno en Madrid, trampolín a metas más jugosas, con una teoría sin igual. Existen conexiones entre la juventud madrileña y ETA. Así tan directo y tan estrambótico que allí andan justificándolo con un sinfín de hilarantes argumentos los más aplicados de la caverna mesetaria; política y periodística, no se crean.
Y como la juventud izquierdista madrileña y el 15-M es ETA, y tanto joven, izquierdista o indignado puede ser cualquiera, pues autorizamos a las empresas de seguridad privada a cachear, retener e identificar a cualquier ciudadano. Empresas privadas, en manos privadas, pagadas con dinero privado con ideología, con intereses, deteniendo ciudadanos.
Temo por mi integridad física. Temo que por expresarme en cualquier sitio en contra de lo que me plazca, en el que haya un empleado de una empresa privada cuyo único compromiso con la sociedad es la de acatar las órdenes de su empleador, acabe identificado, retenido, detenido, vejado, torturado o encarcelado, nadie sabe cuál es el límite. Pero creo que este miedo es lo que buscan. Desde la derecha y desde el sistema establecido se quiere evitar la protesta, la expresión del malestar, la libertad. Y eso se hace desde hacer públicas y notorias las nuevas multas del Proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, hasta amenazándonos a todos con ejércitos de prosegures a porrazo limpio contra ciudadanos ideológicamente molestos.
Seré yo el raro, pero a mí, algo no me cuadra. Bienvenidos a Monrovia.
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