domingo, enero 26, 2014

A los que apuestan por la unidad de la izquierda.

Corría el lejano 2004, aun los perros se ataban con longanizas, y en Grecia un grupo de partidos de la izquierda tenían unos resultados cuasi marginales elección tras elección. Ahora, en nuestro país, y después de los resultados que Syriza consiguió en las elecciones de 2012 donde pasaron a ser el principal partido de la oposición a la “gran coalición” Griega, es el espejo en el que muchos quieren, queremos mirarnos.

La izquierda, de por sí, por su capacidad de debate, por su inconformismo y por lo heterogéneo de su propia filosofía tiende de un modo intrínseco a la desunión y a la atomización, esto es un hecho contrastado históricamente.

A esta tendencia natural se le une lo apetitoso de unas elecciones europeas donde el voto no es tan ortodoxo y donde una corriente, un planteamiento, se torna en partido político con la esperanza utópica de un buen resultado que haga de amplificador a sus ideas.

El caso es que entre estos dos escenarios, surge el ansia de copiar a esos triunfantes griegos que son la luz en un país masacrado por su propio mal hacer y por una Unión Europea que estaba esperando a cobrarse en sangre lo prestado durante años.

Pero hay algo que no se está haciendo bien. Si el verdadero movimiento de izquierda en España quiere conglomerarse y hacer sombra a la derecha y al ala más centrista de la socialdemocracia, debe huir de personalismos y ser consecuente. Al hilo de esto, llevamos unas semanas en las que desde ciertos medios de comunicación se le da más bombo que de costumbre a movimientos como Equo o al autoseñalado mesías Pablo Iglesias. Movimientos que, en mayor o menor medida, se apuntan a encabezar la creación de nuestra Syriza.

Error, bienintencionado quiero pensar, de unir desuniendo. Estos movimientos sólo dan para entrar en guerra de descalificaciones a fuerzas que ya han demostrado poder ser esa figura como Izquierda Unida o las CUP. Fuerzas estructuradas y asamblearias con estructura y trayectoria. Ahora desde los entornos de estos neomovimientos, se critica sin piedad a formaciones con millones de votos, también izquierdistas, y se insta a que se plieguen a cosas nacidas anteayer en aras del triunfo sobre lo establecido. O a que negocien programas de igual a igual con fuerzas que llevan en las trincheras décadas. O se proponen “ciber primarias” para toda la izquierda, que parecen impuestas desde algunos sectores.

Ni estrellatos ni movimientos mediáticos deben cegarnos. Los caminos de la unidad de la izquierda ya están marcados, desde hace mucho tiempo, sólo hace falta seguirlos, con convicción y alejados de la gloria personal, como colectivo.

Ese sentimiento colectivo, de clase, bien explicado es la palanca que activará la herramienta que el pueblo necesita para canalizar sus necesidades, para que la política se ponga a los pies de la casta que debe dominar la sociedad, que por número y por sufrimiento acumulado no es otra que la trabajadora. Syriza ya existía antes de su éxito.

Etiquetas de Technorati: ,,,

No hay comentarios: