Al hilo de todo lo ocurrido la semana pasada en el previo del referendum griego, el gobierno español ha vuelto a quedar en evidencia.
Antes, cuando otras políticas importaban porque la situación interna no estaba focalizada en salir de la pobreza y en dar una cierta comodidad al ciudadano, y cuando para el político en el poder había algo más que el intentar sobrevivir, había cosas de esas como la diplomacia o las relaciones con otros países que incluso importaban. Eso hacía que los países, como el nuestro, supiesen con quien aliarse, con quien estar más cerca para afianzar intereses.
Esto ya no tiene importancia alguna. A nadie le importa que en el acercamiento cubano estadounidense España y Europa en su conjunto haya jugado un papel marginal, y en lo cotidiano no hay otra política que la pleitesía a Alemania y a los poderes fácticos europeos, que llevados por una extraña ingenuidad, se piensa que nos sacarán de todos los atolladeros.
Cuando estos días, al gobierno español, llevado únicamente por cálculos electorales, le ponía mucho más la posición de Alemania y del Eurogrupo, que la del pueblo griego que pasa dificultades por una política de devolución de deuda me daba vergüenza ajena. La misma que cuando oí a la ministra de Agricultura decir que las urnas son muy peligrosas… (supongo que será si te dan de canto).
A veces pienso que todo esto es para asegurar el puesto de De Guindos de presidente del Eurogrupo… cosa que no se va a dar porque no van a dejar como presidente de esa máquina de aplastar pueblos a un ministro de un país deudor… si es así vaya vergüenza, la verdad…
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