He de decir que salvo cuando recorta mis libertades y me impide manifestarme, o convocar concentraciones por redes sociales, este tío me hace mucha gracia.
Supongo que la derecha española le tendrá como un ídolo venerado, un tótem al que adorar. Supongo que su pertenencia a la Obra y esa locuacidad que dios le ha dado también habrán computado a la hora de formar parte de un Gobierno.
La última la dijo ayer, cuando mezcló futbol, nacionalismo español y Catalunya para decir que Guardiola jugaba en la selección española porque su dios era el dinero, al hilo de su anuncio de que cerraría la lista de unidad de CiU y ERC para las elecciones. Supongo que este señor, al Ministro me refiero, no tiene ganas de que el 27-S sea un éxito del nacionalismo separatista catalán, pues de ser así, va con una estrategia inmejorable. Querido Ministro, en ambas cosas, en lo de la selección y en lo de la lista, Guardiola está en su perfecto derecho a hacer lo que le plazca, por encima de su bien y de su mal, del suyo señor Ministro, me refiero.
Siempre he dicho que ese tipo de comparaciones son de bajo nivel, son de barra de bar o de Punto Pelota y además sólo afectan al público a favor. Creo que es muy fácil de entender; los futbolistas nacionalistas juegan en la selección, salvo excepciones, porque como profesionales, hay títulos de primer nivel que se juegan en equipos nacionales, y cuando se es profesional se quiere ser el mejor profesional posible. Entiendo que el Ministro no lo comprenda… profesionalismo es un término que no debe barajar con asiduidad.
A todo esto, el tal dinero, debe tener muchos adoradores, más que pastores en Belén, porque el señor Ministro cobra 1.800 euros para alojamiento y vive en el ministerio, o siendo rigurosos, así lo hacía al menos en 2012. Pero supongo que decir esto será populismo.
Hala majos, a esperar la próxima perla de Fernández Díaz, que queda mucho verano y la sangría es traicionera.
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