viernes, diciembre 15, 2006

Las muertes no dejan descansar en paz.

Decidi tomarme algo de tiempo antes de comentar lo sentido estos días a miles de kilómetros de distancia de Chile. Decidí no escribir hasta pasado al menos una semana y no me he resistido. Cuando los partidarios de un dictador se retratan con tanta nitidez a lo largo de una serie de actos de homenaje inmerecidos, la sangre hierve queriendo salir por los poros de la piel y golpear las teclas del ordenador con tanta fuerza como poder moral.

Desde el espectáculo anti-español que se precipitó sobre la corresponsal de TVE en la madrugada del domingo, hasta las palabras de la hija del Dictador en el funeral pintando al sátrapa como el libertador del nuevo Chile hay miles de lugares donde posar el ordenador para hacer un comentario...

Estos días poca es la gente que ha recordado las víctimas, (el señor Alcaraz no ha acudido a ninguna de las concentraciones que se han realizado en España apoyando a las víctimas de la “Operación Cóndor”) y no solo eso sino que la gente que las ha recordado ha sido vejada y agredida, a veces hasta por parte de los policias-fucionarios del tibio Gobierno chileno. Pero es de destacar el acto de indiferencia de la Iglesia, personalizada en el oficiante del funeral del sanguinario dictador... ni una palabra sobre las víctimas, ni una palabra sobre las torturas, sobre la forma de llegar al poder, sobre cómo la familia se ha ido apropiando del dinero de los chilenos... Avaricia, soberbia, envidia... todos pecados capitales, todos pasados por alto. A lo largo de la historia la Iglesia que apoyamos los fieles del vulgo ha tenido una horrible tendencia a ponerse del lado de los poderosos, tendencia que la vuelve repugnante.

La muerte de este personaje no ha sido el bálsamo de Fierabrás de los familiares de sus vícitmas, ellos al menos buscaban, esperaban, ansiaban, una, al menos una, sentencia condenatoria...ahora se sienten vacíos. La muerte del verdugo de sus seres queridos no les deja descansar en paz. A las familias de los asesinados no les apetecía ninguna venganza atroz si no solo justicia, nada descabellado, justicia terrenal. Justicia de jueces.

Estos días como compatriota de Baltasar Garzón he sido insultado públicamente por miles de chilenos... lo que es meridiano es que en la religión de los derechos humanos yo soy “garzonista” y de momento esta religión no se pone de parte del poder, es lo que la hace entrañable, adorable y justa.

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