Mañana hay huelga general, la primera en seis años a un Gobierno de Zapatero y podría decirse que el ambiente que la rodea es absolutamente paradójico.
Por un lado el Gobierno, teórico objeto de la crítica sindical, no desea que la huelga sea un fracaso absoluto, ya que el desprestigio sindical sería tal, que la izquierda en su conjunto quedaría dañada y por el otro, los convocantes no desean hacer un daño excesivo a un Gobierno que ha demostrado, más que de sobra, su posicionamiento ideológico.
Contra todo este follón de conciencias, la derecha, tanto mediática como política, no tiene manos para golpear. Por un lado, atacando sin piedad a los sindicatos, en un ejercicio ideológico básico de manual, de primera magnitud, tachándolos de inútiles, vagos, paniaguados y ventajistas, y por otro al Gobierno, porque sí.
Mañana, seas quien seas, pienses lo que pienses, y votes a quien votes deberías ir a la huelga. Porque la reforma laboral del Gobierno es dura, muy dura, durísima y contra esas medidas de tal calado, hay que protestar y la protesta no puede ser un fracaso. La sociedad en su conjunto no puede dar la patética imagen de indolencia que dio el colectivo de funcionarios en su huelga de antes del verano.
Hay que decir no a la política económica de derechas, a escala regional, a escala nacional y a escala europea. Hay que decir NO, LA POLÍTICA ULTRACAPITALISTA NO ES EL CAMINO, y NO, LA CULPA DE TODO NO LA TIENEN LOS TRABAJADORES.
Y pedir al Gobierno que vuelva al camino, que “le cueste lo que le cueste” sea más duro con los que más tienen y levanten el pie que han puesto sobre el tubo que une al proletariado a su botella de oxígeno, y cuanto más se lo pidamos más clara va a quedar nuestra indignación y nuestra protesta.
Paralicemos al país, y demostrémosle a la derecha que el movimiento obrero continúa unido contra las agresiones externas, vengan de donde vengan y demostrémosle al Gobierno que no se le permite ni un solo desliz en lo que a los derechos de los trabajadores se refiere, aunque cuente con nuestro apoyo y sea el Gobierno más a la izquierda que en nuestra vida tendremos.
7 comentarios:
Estoy de acuerdo, y mis compis de curro tb (a las que le he leido tu nota) el problema es cuando en una empresa pequeña, ir a la huelga tiene consecuencias a corto plazo...
Patricia A.
Gracias Patricia, al final, en muchas empresas y sobre todo en las de servicios, que un trabajador vaya a la huelga, sólo repercute en sí mismo, ya que el trabajo que no hagas mañana lo harás pasado mañana.
Es, sin duda, un injusto daño colateral.
Gracias por el comentario.
Ya estamos de huelga y espero que tenga un seguimiento masivo porque es la arma más potente que tenemos los trabajadores para hacernos escuchar y últimamente nos estan callando la boca por todos los lados. Primero con los servicios minimos de chiste y despues desprestigiando a nuestros sindicatos que son los unicos que pueden luchar por nosotros e intentar hacer que se respeten nuestros derechos. Pero para que ellos tengan fuerza nosotros no podemos dejarles sin apoyo. Una huelga general es un "ordago" y si los trabajadores no la secundamos les dejamos con el ------- al aire.
Por eso estoy al 100% contigo
Tu estás TONTO CHAVAL, ni harto de copas en El Balcón, te crees lo que dices, así esta este puto país como esta, por mendas como tú.
¿Movimiento obrero?¿Gobierno de izquierdas?¿Derechos de los trabajadores?¿Trabajadores?
¿También hay todavía dinosaurios en Getafe?
Joder, ya están los exaltados de la derecha saltando al cuello, como el anónimo ese, el recurso del insulto fácil.
Por no hablar de las collejas.
La represión franquista se hizo carne y habitó en el Balcón.
Fui a la huelga y fui a la manifestación.
Pero creo que te equivocas en una cosa: en creer que este es el gobierno más de izquierdas que podemos tener.
Lo primero, porque este no es un gobierno de izquierdas. Lo segundo, porque sí existen grupos de izquierdas (de verdad) a los que podemos votar.
Esa pensamiento perverso del "voto útil" y de que el PSOE es de izquierdas nos ha conducido a esta situación asfixiante de bipartidismo. Y permite al PSOE pisar ese cable que lleva a la bombona de óxigeno porque sabe que, aunque se asfixien, hay quienes les seguiran votando.
La huelga, sin un cambio en la intención de voto, poco va a arreglar.
Los ciudadnos podemos concedernos un gobierno de izquierda. Sólo falta querer.
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