Cuando la desafección de los votantes socialistas está en su punto álgido, cuando las siglas PPSOE se ponen de moda a la hora de criticar de un modo tremebundo la tenue ideología socialista a caballo entre la teoría socialdemócrata y el servilismo europeísta, aparece Felipe González en el programa de Ana Pastor y se postula como partidario de la “gran coalición” en el caso que fuese necesario.
No sé si achacarlo a la edad que va no perdonando, a la posición acomodada o a algún deseo revanchista personal, pero aun ahora, casi 24 horas después a fe que no lo entiendo.
No lo entiendo porque no toca. Porque estamos en pre-campaña de unas elecciones europeas que lo que se elige es quien y en qué dirección coloca la nave europea, servil a Alemania en lo económico, y más servil al imperialismo estadounidense en lo que a política exterior se refiere.
Pero sobre todo no lo entiendo porque no lo quiero entender. Nadie en el partido, y en el fondo, nadie en la izquierda, por muy “Bonófilo” que sea puede justificar esas palabras. No me imagino al joven Felipe compartiendo Gobierno con Fraga, nadie en su sano juicio podría hacer coincidir a Aznar y a Zapatero en un mismo Consejo de Ministros.
Quizá sea un pensamiento desafortunado pero entiendo que aquellos que defienden que el socialismo es el dique de contención de la derecha en este país, y que a pesar de su amplio espectro ideológico tiene su centro de gravedad en el centro de la izquierda lejos, muy lejos de la derecha, se les abriesen las carnes.
Difícil va a ser que estas palabras puedan ser contrarrestadas en los 12 días que quedan de campaña electoral, pero eso es lo de menos. Difícil va a ser que las dudas que estas palabras han generado puedan ser disipadas en semanas, meses o años. Es ahora cuando más que nunca toca que Rubalcaba, Valenciano y demás compañía se afanen en explicar la teoría del jarrón chino, y casi casi diría yo, que en dejar deslizar ese jarrón hacía el suelo con respeto pero con cierta altura.
No Felipe, no. La “gran coalición” es inviable en España. Sería la muerte fulminante de tu partido. Nunca se puede ser cómplice de la derecha si no se cree en ella. No sé si eso aun te importa, pero por lo que a mí concierne estas palabras te eliminan como referente de la izquierda de este país… si algún día lo fuiste, y si algún día eso te importó.
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