Otra de fundamentalismo religioso y de sombra mediática.
Ayer, en el Congreso de los Diputados, a la sombra de la celebración de los 30 años desde las primeras y luchadas elecciones democráticas, otra ley, una ley más vuelve a poner a España a la vanguardia de los avances, del progresismo mundial.
La aprobación de la ley de Clonación Terapéutica es un paso importantísimo hacia la derrota definitiva de las barreras a la biomedicina. Este paso que hasta ahora sólo habían dado tres países de la Unión Europea permite el uso de células embrionarias para fines terapéuticos y de investigación.
¿Veis en el enunciado anterior algo malvado, perverso, que pueda ser utilizado con mal fin? Será mi mente progresista, pero yo no.
Bien, pues la ley se aprobó con el voto a favor de todos los grupos parlamentarios salvo uno. El del Partido Popular.
Desconozco la razón o las razones para negar la posibilidad a la ciencia de avanzar en la búsqueda de una mejor calidad de vida. Desconozco cual es la razón para oponerse al desarrollo de la medicina. Pero estos comportamientos me recuerdan otros muy pasados, quizá sean estas las mismas barreras que las que condujeron a la hoguera a Miguel Servet, o las que condenaron a Galileo, mucho, mucho tiempo atrás.
De estos ejemplos no se ha aprendido nada. La primera potencia mundial, no da paso alguno hacia la posibilidad de avanzar en la investigación de células madre amparándose en el neoconservadurismo atroz que asola Estados Unidos. Aquí la derecha tampoco. Es triste.
Las enfermedades que ahora diezman la sociedad, sobre todo a la occidental con larguísima esperanza de vida, tienen relación en su mayoría con la degeneración celular. El desarrollo celular es importantísimo de cara a la curación de estas enfermedades.
Hoy esta noticia pasa desapercibida. Es noticia de tercera fila, después de los clásicos. Búscala en el Teletexto de Telemadrid, no la encontrarás. No nos gusta presumir de aquello en lo que somos los mejores del mundo, en avances legislativos. Vergonzoso.
Pero voy a reflexionar de una forma más triste aún. Si no se avanza en la investigación médica, si sus resultados no se pueden universalizar, volveremos a ampliar las desigualdades sociales. Los más económicamente poderosos tendrán acceso a los tratamientos contra los que votan en los parlamentos, mientras que el resto se verá privado de la posibilidad de obtener, cultivar, desarrollar y utilizar células madre para salvar nuestras vidas o las de nuestros padres, o las de nuestros hijos... Piénsalo. Los bancos belgas de almacén y cultivo de células embrionarias estás repletas de ADN de votantes del PP, curioso, ¿no?
Ayer, en el Congreso de los Diputados, a la sombra de la celebración de los 30 años desde las primeras y luchadas elecciones democráticas, otra ley, una ley más vuelve a poner a España a la vanguardia de los avances, del progresismo mundial.
La aprobación de la ley de Clonación Terapéutica es un paso importantísimo hacia la derrota definitiva de las barreras a la biomedicina. Este paso que hasta ahora sólo habían dado tres países de la Unión Europea permite el uso de células embrionarias para fines terapéuticos y de investigación.
¿Veis en el enunciado anterior algo malvado, perverso, que pueda ser utilizado con mal fin? Será mi mente progresista, pero yo no.
Bien, pues la ley se aprobó con el voto a favor de todos los grupos parlamentarios salvo uno. El del Partido Popular.
Desconozco la razón o las razones para negar la posibilidad a la ciencia de avanzar en la búsqueda de una mejor calidad de vida. Desconozco cual es la razón para oponerse al desarrollo de la medicina. Pero estos comportamientos me recuerdan otros muy pasados, quizá sean estas las mismas barreras que las que condujeron a la hoguera a Miguel Servet, o las que condenaron a Galileo, mucho, mucho tiempo atrás.
De estos ejemplos no se ha aprendido nada. La primera potencia mundial, no da paso alguno hacia la posibilidad de avanzar en la investigación de células madre amparándose en el neoconservadurismo atroz que asola Estados Unidos. Aquí la derecha tampoco. Es triste.
Las enfermedades que ahora diezman la sociedad, sobre todo a la occidental con larguísima esperanza de vida, tienen relación en su mayoría con la degeneración celular. El desarrollo celular es importantísimo de cara a la curación de estas enfermedades.
Hoy esta noticia pasa desapercibida. Es noticia de tercera fila, después de los clásicos. Búscala en el Teletexto de Telemadrid, no la encontrarás. No nos gusta presumir de aquello en lo que somos los mejores del mundo, en avances legislativos. Vergonzoso.
Pero voy a reflexionar de una forma más triste aún. Si no se avanza en la investigación médica, si sus resultados no se pueden universalizar, volveremos a ampliar las desigualdades sociales. Los más económicamente poderosos tendrán acceso a los tratamientos contra los que votan en los parlamentos, mientras que el resto se verá privado de la posibilidad de obtener, cultivar, desarrollar y utilizar células madre para salvar nuestras vidas o las de nuestros padres, o las de nuestros hijos... Piénsalo. Los bancos belgas de almacén y cultivo de células embrionarias estás repletas de ADN de votantes del PP, curioso, ¿no?
2 comentarios:
Gran artículo!
Muchas gracias Aganzo.
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