Una de economía.
En otras épocas se comentaba que una eficiente política económica era propia de un partido de derechas. Error craso desde mi punto de vista de sempiterno estudiante de Económicas, aunque los tratados que se leen no confirman este extremo.
Esta frase proveniente del pasado, no viene más que a reconocer que el avance de un país estancado debe provenir de la inversión pública, del déficit controlado a la espera de la mejora de los medios de producción. Es posible que para un país instalado en la “buena vida” económica no le sea muy positivo el derroche, pero no le impide seguir creciendo, sólo le minimiza la tasa en el peor de los casos.
España es un ejemplo de esos. Además, con el añadido de haber podido hacer estas políticas de derroche en los últimos años de autodeterminación económica. Ahora, Europa nos marca las pautas, es muy complicado pensar en una crisis económica que no sea supranacional.
De ahí que sorprendan unas declaraciones de Rodrigo Rato, “El deseado”, que afirma que la economía española notará a partir de 2008 los efectos de la crisis hipotecaria estadounidense de manera real. Sorprende que esta afirmación, desde mi punto de vista carente de objetividad, veracidad y contenido, esté acompañada por un halago a la política de financiación de la deuda del Gobierno de España, como tanto gusta decir ahora.
Además aseguró que la crisis en los mercados financieros debe ser una enseñanza para los reguladores, para que se aumente la transparencia y que se asegure que hay incentivos para que los mercados funcionen. Otro error de concepto, para un pensamiento más progresista los reguladores deben aumentar sus regulaciones, de tal forma que puedan ejercer su labor de laminación económica a la sombra del “deseado” mercado libre.
Y lo más curioso. Estas declaraciones, que no son más que una de las de tantas que se ha realizado en los últimos días don Rodrigo, ahora sin el bozal institucional del FMI, destacan por coincidir con mi criterio de las tres grandes amenazas económicas del primer mundo y a las que hace falta buscarle remedio:
La globalización financiera, que puede amenazar el sistema desde dentro, generando crisis por doquier en las que los menos favorecidos estratégicamente se vean ampliamente perjudicados.
Las tensiones en política ambiental -principalmente por el cambio climático, que pone en peligro el avance del hombre desde el punto de vista de la misma superviviencia.
Y las tensiones por los cambios demográficos, causantes de las migraciones que tanto molestan a la derecha y su entorno y que no son más que la consecuencia del desequilibrio económico.
Me congratula coincidir Rodrigo, me congratula. Es curioso converger a la hora de identificar los problemas y constatar que están ideológicamente tan lejos las soluciones. Pero hoy estoy positivo, no me parece mal paso.
2 comentarios:
Las diferencias que se establecen entre las políticas económicas de izquierdas y derechas en cuanto al crecimiento económico se refieren son cada vez menos perceptibles.
Podemos decir que un gobierno de izquierdas repartirá mejor el superavit, si lo hay, con medidas de carácter social, mientras que otro gobierno de derechas incidirá más en beneficiar a las grandes empresas. Pero unos y otros deberán aplicar ambas medidas a su manera. Unos por sus principios ideológicos y los otros porque de otra manera no ganarían nunca las elecciones. En cualquier caso, las leyes del mercado se impondrán siempre.
Nunca verás de ministro de economía a un radical, precisamente para vigilar el crecimiento económico. ¿Recuerdas la frase de F. González? "Primero crecer y luego repartir". Pienso que los resortes en manos de los gobiernos cada vez son más sutiles. Y los ciclos económicos, incluso globalizados, no saben nada de izquierdas ni de derechas.
Open Fields
Voy a hacer una pequeña afirmación apriorística, que puede resultar pedante.
La economía es una ciencia, no puede tener ni derechas ni izquierdas. Nadie diría que un astrónomo es progresista o conservador. La diferencia radica en el modo de destinar los recursos de cada elemento económico.
Es ahí donde esta distribución de recursos debe reflejar la ideología.
Es muy conformista pensar que el mercado gana siempre. Aunque casi siempre sea verdad, al mercado hay que empatarle alguna vez. Aunque sea en partidos marginales de pretemporada.
Es ahí donde un gobierno debe marcar su impronta. En ese pequeño último giro de muñeca, el que escora un poquito el ciclo económico hacia el reparto o hacia el crecimiento.
Creo que me conformo con poco.
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