Ha pasado una semana.
Una semana después de la segunda victoria socialista algo ha cambiado. Algo ha cambiado en relación a la primera de ellas, me refiero. Las aguas por lo menos bajan más tranquilas.
Hace cuatro años lo inesperado de la derrota para parte de la derecha les colocó una semana después en una situación caótica que les llevó a que ya a estas alturas ya hubieran pasado ya muchas cosas. Ya había acusaciones de ilegitimidad, ya se ponía en cuestión la validez de ese Gobierno.
Ahora ya eso se ha asimilado mejor y supongo que es en el momento en el que los medios afines a la derecha están centrados en hablar de la posible sucesión de Mariano Rajoy y no se ocupan de la derrota electoral.
La únicas críticas que se han recibido con el ánimo de deslegitimar un poco la victoria se basan en la atribución de los votos de extrema izquierda al partido socialista como un síntoma de la radicalización de su política. Ya os comenté en el anterior escrito que eso es falso.
En relación a la derecha me preocupa que tras la decisión de continuar de su líder y la marcha de Zaplana, los populares no empiecen a entender que todo lo anterior no sirve para nada. Que sigan pensando que la crispación y que la política en la calle es lo que les hace falta.
Se meten en cálculos de trasvases de votos y buscan las bolsas de votos a partir de las que crecer. Por otro lado no resisto en entrar en la reflexión que hace la derecha ya pensando en 2012. Dicen sus calculistas que para vencer las elecciones siguientes o bien el PSOE sufre una gran sangría de votos en el conjunto de España, o bien incorporan un millón de votos que ahora están en la izquierda.
Se equivocan. El escenario que espero para el PSOE dentro de cuatro años tiene que contemplar Madrid otra vez como vivero de votos. Esto debería consecuentemente venir acompañado de pérdida de votos de las formaciones de izquierdas que se refugiaron en el voto útil hace una semana. Esto es incompatible con esa subida de votos de la derecha.
Una semana después de la segunda victoria socialista algo ha cambiado. Algo ha cambiado en relación a la primera de ellas, me refiero. Las aguas por lo menos bajan más tranquilas.
Hace cuatro años lo inesperado de la derrota para parte de la derecha les colocó una semana después en una situación caótica que les llevó a que ya a estas alturas ya hubieran pasado ya muchas cosas. Ya había acusaciones de ilegitimidad, ya se ponía en cuestión la validez de ese Gobierno.
Ahora ya eso se ha asimilado mejor y supongo que es en el momento en el que los medios afines a la derecha están centrados en hablar de la posible sucesión de Mariano Rajoy y no se ocupan de la derrota electoral.
La únicas críticas que se han recibido con el ánimo de deslegitimar un poco la victoria se basan en la atribución de los votos de extrema izquierda al partido socialista como un síntoma de la radicalización de su política. Ya os comenté en el anterior escrito que eso es falso.
En relación a la derecha me preocupa que tras la decisión de continuar de su líder y la marcha de Zaplana, los populares no empiecen a entender que todo lo anterior no sirve para nada. Que sigan pensando que la crispación y que la política en la calle es lo que les hace falta.
Se meten en cálculos de trasvases de votos y buscan las bolsas de votos a partir de las que crecer. Por otro lado no resisto en entrar en la reflexión que hace la derecha ya pensando en 2012. Dicen sus calculistas que para vencer las elecciones siguientes o bien el PSOE sufre una gran sangría de votos en el conjunto de España, o bien incorporan un millón de votos que ahora están en la izquierda.
Se equivocan. El escenario que espero para el PSOE dentro de cuatro años tiene que contemplar Madrid otra vez como vivero de votos. Esto debería consecuentemente venir acompañado de pérdida de votos de las formaciones de izquierdas que se refugiaron en el voto útil hace una semana. Esto es incompatible con esa subida de votos de la derecha.
La situación del socialismo en Madrid es muy complicada. Y todo el mundo sabe que se debe en un altísimo porcentaje al impresentable Tamayo. Hay que limpiar eso, hay que hacer un esfuerzo mediático para vender las inversiones que el Gobierno hace en la capital. Hay que apoyar sin fisuras y con alevosía la candidatura olímpica. Y hay que apoyar al numeroso tejido industrial de la Comunidad y convertirse en referente de la clase trabajadora de la Comunidad. Hay deberes, ¿eh?
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