¿Alguien no tiene ganas de que esto acabe?
Ha una semana vista de la cita electoral, con Chavez enviando tropas hacia la frontera con Colombia, con Obama cada día más cerca de la Casa Blanca, y con el Barsa otra vez a cinco puntos del Madrid, lo único que la ciudadanía desea, con el riesgo de convertirme en portavoz de quien no soy, es que se acabe esto de la campaña electoral.
Ha sido, está siendo, una legislatura muy dura. Empezó con la deslegitimación del resultado electoral, con la Conspiranoia, siguió con los ataques furibundos a la negociación con ETA, y termina con la Conferencia Episcopal echada a la calle pidiendo el voto para el PP. A todo esto recuerdo que España no se ha roto, por si alguien no se ha dado cuenta. Es la desventaja de ser un mal agorero que te lo pueden recordar tantas veces como sea posible.
Esta noche el penúltimo acto. El segundo de los debates. Presumiblemente un cúmulo de vaguedades que serán casi seguro un calco al de hace una semana. El periodismo en pleno en estado de excitación, la política como un partido de fútbol, la victoria de todos… otra vez el mismo guión, otra vez la misma representación.
Al final sólo una cosa que no se puede esconder. Toda la legislatura está ahí y sólo son los hechos los que valoran el buen hacer tanto de Gobierno como de la oposición. Para mí no hay duda. Lo comentaba el otro día en otro escrito, que será una legislatura que no olvidaré jamás. Por muy duros que estén siendo los últimos días. Lo ha tenido todo: avances sociales impensables hace cuatro años, bonanza económica, paz social…
Habrá que esperar al debate de esta noche, y a partir de su finalización 144 horas más y todo habrá terminado. De paso en ese mismo periodo de tiempo tendremos, ¡oh, fenomenal 2x1!, despejada la incertidumbre de saber si Gallardón seguirá siendo el alcalde de los madrileños. Buena incógnita a resolver, sabremos por fin si habrá By-Pass Norte, o si se construirá el túnel bajo el Jardín Botánico… Después de tanto tiempo escasamente un centenar y medio de horas van a ser mucho.
Ha una semana vista de la cita electoral, con Chavez enviando tropas hacia la frontera con Colombia, con Obama cada día más cerca de la Casa Blanca, y con el Barsa otra vez a cinco puntos del Madrid, lo único que la ciudadanía desea, con el riesgo de convertirme en portavoz de quien no soy, es que se acabe esto de la campaña electoral.
Ha sido, está siendo, una legislatura muy dura. Empezó con la deslegitimación del resultado electoral, con la Conspiranoia, siguió con los ataques furibundos a la negociación con ETA, y termina con la Conferencia Episcopal echada a la calle pidiendo el voto para el PP. A todo esto recuerdo que España no se ha roto, por si alguien no se ha dado cuenta. Es la desventaja de ser un mal agorero que te lo pueden recordar tantas veces como sea posible.
Esta noche el penúltimo acto. El segundo de los debates. Presumiblemente un cúmulo de vaguedades que serán casi seguro un calco al de hace una semana. El periodismo en pleno en estado de excitación, la política como un partido de fútbol, la victoria de todos… otra vez el mismo guión, otra vez la misma representación.
Al final sólo una cosa que no se puede esconder. Toda la legislatura está ahí y sólo son los hechos los que valoran el buen hacer tanto de Gobierno como de la oposición. Para mí no hay duda. Lo comentaba el otro día en otro escrito, que será una legislatura que no olvidaré jamás. Por muy duros que estén siendo los últimos días. Lo ha tenido todo: avances sociales impensables hace cuatro años, bonanza económica, paz social…
Habrá que esperar al debate de esta noche, y a partir de su finalización 144 horas más y todo habrá terminado. De paso en ese mismo periodo de tiempo tendremos, ¡oh, fenomenal 2x1!, despejada la incertidumbre de saber si Gallardón seguirá siendo el alcalde de los madrileños. Buena incógnita a resolver, sabremos por fin si habrá By-Pass Norte, o si se construirá el túnel bajo el Jardín Botánico… Después de tanto tiempo escasamente un centenar y medio de horas van a ser mucho.
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