La cara B del liberalismo económico.
Hay días en los que los árboles en forma de noticia no dejan ver el bosque en forma de doble moral del capitalismo.
¿Cuantos de nosotros no hemos sido interpelados como los apóstoles a vender nuestros bienes y a ser comunistas de verdad? Qué hipocresía. Cuando a uno le dicen eso, lo que hay que hacer es contestar que lo haríamos gustosos si estuviésemos en un régimen comunista, pero que no estándolo o todos cristianos o todos moros.
Hay días en los que los árboles en forma de noticia no dejan ver el bosque en forma de doble moral del capitalismo.
¿Cuantos de nosotros no hemos sido interpelados como los apóstoles a vender nuestros bienes y a ser comunistas de verdad? Qué hipocresía. Cuando a uno le dicen eso, lo que hay que hacer es contestar que lo haríamos gustosos si estuviésemos en un régimen comunista, pero que no estándolo o todos cristianos o todos moros.
Después de este guiño, comentar rápidamente una noticia. Resulta que Royal Dutch Shell y Repsol han decidido retirarse de uno de los mayores proyectos gasísticos de Irán debido a las presiones políticas ejercidas por EEUU que quiere aislar al régimen de Teherán. Según informa hoy el diario The Daily Telegraph, el grupo angloholandés y la compañía española no participarán en la fase 13 del proyecto de Pars del Sur, el mayor yacimiento de gas del mundo, aunque no descartan hacerlo en fases posteriores.
Esa decisión se produce en un momento en que Washington refuerza sus presiones sobre las compañías internacionales para que suspendan sus operaciones en Irán como parte de una campaña internacional para aislar a ese país por su negativa a detener su programa nuclear.
El desarrollo del proyecto se ha visto fuertemente obstaculizado por las sanciones estadounidenses, que limitan el acceso a equipamiento, tecnología y contratistas de ese país.
Esto es lo que los correctos economistas llaman el “laissez faire”. Cuando el neoconservadurismo occidental se vanagloria de su neutralidad económica y de su escasez de intervencionismo, estas bofetadas, aunque estén tocando la política exterior, deben de dejar muy contentos a sus férreos defensores.
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