Lamela, de mear y no echar gota.
Cuando a un político le dan la que en los últimos 16 años es la Consejería estrella en la Comunidad de Madrid, y la escasez de dinero le impide desarrollar proyectos que le encumbren y ve que se va a quedar como el Consejero que menos kilómetros de Metro hará en la historia reciente de la Comunidad de Madrid, la mente se obtusa.
Cuando a un político le dan la que en los últimos 16 años es la Consejería estrella en la Comunidad de Madrid, y la escasez de dinero le impide desarrollar proyectos que le encumbren y ve que se va a quedar como el Consejero que menos kilómetros de Metro hará en la historia reciente de la Comunidad de Madrid, la mente se obtusa.
Se obtusa incluso más de lo que ya lo estaba ya de por sí, cuando esto le ocurre al Consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, Manuel Lamela.
Entiendo que cuando uno tiene un Gobierno necesita tener un Don Tancredo, alguien con el que se ceben los medios y los ciudadanos y en el “No – Gobierno de Esperanza Aguirre, en la búsqueda de la sucesión”, este papel le ha tocado a Manolo.
Si nos supo a poco su desafortunado hacer en lo que se refiere a los médicos del Severo Ochoa, o a sus múltiples hospitales inaugurados a un mes escaso de las elecciones Autonómicas, por módulos, en lo que fue y está siendo (porque aun no se ha inaugurado completamente ninguno) una práctica aberrante, Manolo se supera con sus últimas declaraciones a raíz de las odiosas y execrables agresiones a usuarios por miembros de seguridad privada del Metro de Madrid.
Resulta, amigos, que a Manolo no se le ocurre otra cosa que hacer responsable al Ministerio de Interior, y por lo tanto, al Gobierno central, de las agresiones a usuarios por parte de vigilantes en Metro de Madrid, al no atender a sus peticiones de poner servicio de Policía Nacional en el suburbano.
Dice el ínclito Lamela que es la Policía Nacional, es decir, el Estado, la que debe velar por los usuarios del Metro de Madrid, supongo que será porque es Madrid, o porque lo gobierna Esperanza Aguirre o porque es donde vive Federico… ¡que sé yo!. El caso es que lo que no pasa en ningún Metro del mundo, debería pasar en Madrid, que el control habitual corra a cargo de la Policía Nacional. (Sólo está pidiendo unos 2.000 policías fuera de las calles para cuidar el Metro). Una cachondada.
El caso es que los agresores, reincidentes en algunos casos, campaban por sus anchas por las estaciones del suburbano madrileño. Mientras que la culpa la tenía Rubalcaba. Cuántas veces más debemos oír estas tonterías.
El consejero Lamela aseguró que la decisión de Metro de Madrid es que a partir de ahora, la propia compañía asumirá la responsabilidad de denuncia, "con independencia de la denuncia que puedan hacer las empresas de seguridad", para evitar que esto pueda volver a suceder. Igual es lo que tiene, lo de dejar en manos totalmente privadas algunas funciones relacionadas directamente con el ciudadano. Era hora. Sí señor, era hora.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Mucho cuidado con el exceso de privatización o nos encontraremos con muchas más situaciones como esta...vergonzoso.
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