Racismo mal entendido.
No me resisto, hoy que nuestra selección de baloncesto es la protagonista del día, a comentar la absurda y ficticia polémica que han protagonizado durante los Juegos Olímpicos. No me refiero al escándalo de los pasos que les han estado permitiendo a los injustos vencedores yankies, sino a la también injusta, frívola y torticera polémica con la que los medios de comunicación anglosajones nos han salpicado al hilo del anuncio de nuestras selecciones de basket rasgándose los ojos.
Es una vergüenza que Estados Unidos quiera dar ejemplo de anti racismo. La verdad es que es una vergüenza que dé lecciones de cualquier cosa, pero en este campo muchísimo más. Un país que exporta frecuentes noticias de palizas de policías a hispanos y afroamericanos, que le ha costado siglos de democracia contar en unas presidenciales con un candidato de color, viene a decirnos que somos racistas, porque hacemos, aplaudimos y no censuramos un anuncio en el que 24 deportistas salen rasgándose los ojos, como si fueran chinos, casi en homenaje a los organizadores.
Pero lo peor no se queda aquí. Si mal está dar lecciones de lo que uno no sabe, peor es hacerlo de forma sibilina para favorecer las aspiraciones olímpicas de Chicago, (ciudad de afroamericanos donde las haya). Es repugnante ver cómo un tema de tal calado se utiliza como arma arrojadiza para este fin. No es más que un síntoma de la escasa importancia que se le da al tema, allá por norte América.
La imagen que se quiere proyectar del español, es la de alguien racista y no estoy dispuesto. Creo que en ese aspecto somos un pueblo modelo. Con nuestras luces y sombras pero una sociedad en la que debe mirarse casi todo el mundo civilizado. No digo ya el mundo anglosajón. No digo ya Estados Unidos.
No se preocupen y ustedes, y a seguir utilizando a la población de color sólo para ganar medallas en las Olimpiadas (algunas con polémicas actuaciones arbitrales), y para recibir palizas. Eso no es racismo, ¿no?.
No me resisto, hoy que nuestra selección de baloncesto es la protagonista del día, a comentar la absurda y ficticia polémica que han protagonizado durante los Juegos Olímpicos. No me refiero al escándalo de los pasos que les han estado permitiendo a los injustos vencedores yankies, sino a la también injusta, frívola y torticera polémica con la que los medios de comunicación anglosajones nos han salpicado al hilo del anuncio de nuestras selecciones de basket rasgándose los ojos.
Es una vergüenza que Estados Unidos quiera dar ejemplo de anti racismo. La verdad es que es una vergüenza que dé lecciones de cualquier cosa, pero en este campo muchísimo más. Un país que exporta frecuentes noticias de palizas de policías a hispanos y afroamericanos, que le ha costado siglos de democracia contar en unas presidenciales con un candidato de color, viene a decirnos que somos racistas, porque hacemos, aplaudimos y no censuramos un anuncio en el que 24 deportistas salen rasgándose los ojos, como si fueran chinos, casi en homenaje a los organizadores.
Pero lo peor no se queda aquí. Si mal está dar lecciones de lo que uno no sabe, peor es hacerlo de forma sibilina para favorecer las aspiraciones olímpicas de Chicago, (ciudad de afroamericanos donde las haya). Es repugnante ver cómo un tema de tal calado se utiliza como arma arrojadiza para este fin. No es más que un síntoma de la escasa importancia que se le da al tema, allá por norte América.
La imagen que se quiere proyectar del español, es la de alguien racista y no estoy dispuesto. Creo que en ese aspecto somos un pueblo modelo. Con nuestras luces y sombras pero una sociedad en la que debe mirarse casi todo el mundo civilizado. No digo ya el mundo anglosajón. No digo ya Estados Unidos.
No se preocupen y ustedes, y a seguir utilizando a la población de color sólo para ganar medallas en las Olimpiadas (algunas con polémicas actuaciones arbitrales), y para recibir palizas. Eso no es racismo, ¿no?.
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