viernes, agosto 29, 2008

Sobre las normativas.
Hoy empieza la famosa operación retorno de vacaciones, (para los que las hayan tenido ya) y esto implica que nos vamos a ver salpicados de estadísticas, números, kilómetros de atascos, etc... Esto, unido a la investigación del fatal accidente del avión de Span Air de la semana pasada provoca que se hagan reflexiones sobre normativas y su cumplimiento.
Al hilo de esto he encontrado hoy en La Nueva España una reflexión que hace Pedro de Silva (ex-presidente del Principado, de notable valía) con la que estoy en absoluto desacuerdo, pero que creo que merece la pena ser leida. Dice así:
"Si todos los conductores cumplieran hasta en el menor detalle las reglas de tráfico, éste se pararía. Así le hablaba un científico a un político -en una divertida historia de Enzensberger- provocándole una crisis, al quebrarse su fe en las normas que dictaba.
Cuando se produce un siniestro aéreo, y se mira con lupa si se han seguido todas las normas de revisión técnica, mantenimiento, control de vuelo, operación en cabina o inspecciones, es imposible que no aparezca un fallo. Si se cumplieran de forma radical y exacta todas las normas, el tráfico aéreo quedaría colapsado. La mejor prueba de esto son las huelgas de celo: el sistema se para a base de cumplir el reglamento hasta en el menor detalle. Hacen muy bien la ciudadanía y los medios en pedir que se llegue hasta el fondo, pero deben saber la horrible verdad: un sistema funciona a condición de que sus normas no se cumplan del todo."
Creo firmemente que las normas están para ser cumplidas, y si no pueden serlo es que hacen falta más normas o más vigilantes para que lo sean.
Por cierto, este fin de semana, también empieza la Liga, qué ganas de revancha, ¿no?.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tas como una oveya

Anónimo dijo...

Saludos, Alfonso. Bien traído a colación el comentario del amigo Pedro de Silva que, en coincidencia contigo, estimo erróneo. Las cosas funcionan bien porque están bien diseñadas y son operadas con rigor, de acuerdo a sus características. Distinta cuestión es que los técnicos solemos (suelen) calcularlas -y ordenar realizarlas- con coeficientes de seguridad que permiten una cierta tolerancia a los errores de manipulación.

No está mal recordar esta cuestión. Algunas gentes de letras parecen creer que la técnica maneja misterios junto a incomprensibles ecuaciones, y que el azar se apiada de sus errores, rigiendo con indulgencia nuestros destinos inmediatos. Para ellos, si los aviones vuelan, es por una combinación de arcanos, coincidencias e intuiciones, y se diría que piensan que su destino natural es acabar cayéndose.

Parecen seguir la idea del cuento de Borges, por el que, quien corta resmas de papel con una cizalla metiendo la mano bajo la cuchilla, habría de perder la extremidad algún día; y, si no ha sucedido, el observador tiene la obligación de contribuir a alcanzar ese equilibrio de las cosas, haciendo caer la hoja sobre la mano del operario en un descuido.

Alfonso Estébanez dijo...

Muchas gracias Angel, tu comentario me parece acertadísimo, a la par que perfectamente estructurado.

Esas pseudoecuaciones, manejadas por unos pocos sabios al margen de la sociedad no se combaten, ni mucho menos con la anarquía y la desobediencia civil.

Hay que ser serio a la hora de acatar y a la hora de plantear soluciones alternativas.

Muchas gracias por tu comentario, de nuevo.