Cosas necesarias, cosas innecesarias.
Creo que la clase política actual, cuando llega el periodo navideño, pierde el norte. Muestra de esta afirmación tan cierta como gratuita es eso de las luces que alumbran las ciudades a día de hoy, cada año más horteras, cada año más caras. De hecho en la búsqueda de la integración y de la no-exclusión de los ciudadanos cada día más multiconfesinales, se perpetran inventos que le salen caro a los ciudadanos y atentan contra el más mínimo gusto. Además, las cenas, los fastos, las fundaciones, la búsqueda de la notoriedad mediática ahora que se acercan fechas de generosidad... Eso, pérdida del norte.
Pero lo peor es que a veces esto no es más que la punta del iceberg y la locura colectiva del político nos lleva a presenciar esperpentos mediáticos como los que han protagonizado estos últimos días, por un lado la ínclita Esperanza Aguirre y José “Pepiño” Blanco.
Los reprobables actos terroristas del final de la semana pasada en Bombay, que dejando fuera la frivolidad, costaron la friolera de casi dos centenas de muertos, no ha valido más que para demostrar que algunos políticos, con los que en absoluto me identifico, utilizan cualquier cosa para salir en los papeles, para buscar el rédito mediático y por ende el político.
De hecho a estos dos políticos, que no me parecen de lo más brillante ni lúcido del panorama político actual, les ha dado igual las dos centenas de muertos, la cantidad de vidas en peligro, lo dramático de la situación, con tal de hacer un show mediático al regreso, como el que ha hecho la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Noticiario tras noticiario de Telemadrid, se vanagloriaba de salir con éxito de un ataque terrorista, reforzando la imagen valerosa y su capacidad para salir indemne de cualquier peligro (como el de la compra de escaños del affaire Tamayo – Sáez). Buscando el minimizar, con el dinero de los madrileños, las casi doscientas muertes, y que quede todo en un valeroso acto de salvación de la Presidenta. ¡Que sale ilesa de un ataque terrorista, como Aznar! Esperad esta comparación más pronto que tarde.
Por otro lado el vicesecretario del PSOE decía sandez tras sandez al hilo de la “supuesta espantada” y de la falta de responsabilidad de la Presidenta al dejar abandonada a la delegación que la acompañaba. Ninguneando la situación y el peligro real al que estuvo sometida toda la delegación madrileña. Señor Blanco, hay mil formas, mil razones, mil políticas para increpar a la señora Aguirre, no se puede escoger la más desacertada, la que tiene que ver con el instinto de supervivencia. Mal, muy mal, horrible.
Tan innecesarias ambas actuaciones... ¡Qué ganas de seguir desprestigiando a la clase política! ¡Qué ganas de hacer que la gente se tome la lucha de ideologías a la ligera! Seguir dándole a la opinión pública armas para no creer en sus dirigentes no creo que sea el camino. Salvo que la senda que queramos seguir es la búsqueda del desprestigio de la democracia.
Ambos, cada uno a su manera, han terriblemente torpes. Ambas actuaciones tan gratuitas... tan innecesarias.
Creo que la clase política actual, cuando llega el periodo navideño, pierde el norte. Muestra de esta afirmación tan cierta como gratuita es eso de las luces que alumbran las ciudades a día de hoy, cada año más horteras, cada año más caras. De hecho en la búsqueda de la integración y de la no-exclusión de los ciudadanos cada día más multiconfesinales, se perpetran inventos que le salen caro a los ciudadanos y atentan contra el más mínimo gusto. Además, las cenas, los fastos, las fundaciones, la búsqueda de la notoriedad mediática ahora que se acercan fechas de generosidad... Eso, pérdida del norte.
Pero lo peor es que a veces esto no es más que la punta del iceberg y la locura colectiva del político nos lleva a presenciar esperpentos mediáticos como los que han protagonizado estos últimos días, por un lado la ínclita Esperanza Aguirre y José “Pepiño” Blanco.
Los reprobables actos terroristas del final de la semana pasada en Bombay, que dejando fuera la frivolidad, costaron la friolera de casi dos centenas de muertos, no ha valido más que para demostrar que algunos políticos, con los que en absoluto me identifico, utilizan cualquier cosa para salir en los papeles, para buscar el rédito mediático y por ende el político.
De hecho a estos dos políticos, que no me parecen de lo más brillante ni lúcido del panorama político actual, les ha dado igual las dos centenas de muertos, la cantidad de vidas en peligro, lo dramático de la situación, con tal de hacer un show mediático al regreso, como el que ha hecho la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Noticiario tras noticiario de Telemadrid, se vanagloriaba de salir con éxito de un ataque terrorista, reforzando la imagen valerosa y su capacidad para salir indemne de cualquier peligro (como el de la compra de escaños del affaire Tamayo – Sáez). Buscando el minimizar, con el dinero de los madrileños, las casi doscientas muertes, y que quede todo en un valeroso acto de salvación de la Presidenta. ¡Que sale ilesa de un ataque terrorista, como Aznar! Esperad esta comparación más pronto que tarde.
Por otro lado el vicesecretario del PSOE decía sandez tras sandez al hilo de la “supuesta espantada” y de la falta de responsabilidad de la Presidenta al dejar abandonada a la delegación que la acompañaba. Ninguneando la situación y el peligro real al que estuvo sometida toda la delegación madrileña. Señor Blanco, hay mil formas, mil razones, mil políticas para increpar a la señora Aguirre, no se puede escoger la más desacertada, la que tiene que ver con el instinto de supervivencia. Mal, muy mal, horrible.
Tan innecesarias ambas actuaciones... ¡Qué ganas de seguir desprestigiando a la clase política! ¡Qué ganas de hacer que la gente se tome la lucha de ideologías a la ligera! Seguir dándole a la opinión pública armas para no creer en sus dirigentes no creo que sea el camino. Salvo que la senda que queramos seguir es la búsqueda del desprestigio de la democracia.
Ambos, cada uno a su manera, han terriblemente torpes. Ambas actuaciones tan gratuitas... tan innecesarias.
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