La seriedad de las comisiones de investigación.
La semana pasada se cerró la comisión de investigación del espionaje. Como colofón, unas ejemplares y absurdas declaraciones de la señorita De Cospedal donde a la pregunta inquisidora de algún periodista malévolo, espetó sin mirar atrás que el PP no va a continuar con la investigación interna del famoso espionaje ya que las conclusiones de la comisión de investigación oficial de la Asamblea de Madrid habían sido muy claras, a la par que exculpatorias para cualquiera de los miembros del Gobierno del cortijo de Aguirre, digo del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
El pasado 18 de Marzo, el pasado miércoles, con el personal montado en el coche para disfrutar del puente de San José, se aprobó las conclusiones de la pseudocomisión de investigación.
Las palabras de Dolores de Cospedal chocan con la aprobación de las conclusiones justo en la destacada ausencia del ex consejero Alfredo Prada y de la diputada Carmen Rodríguez Flores, ambos supuestamente espiados y que decidieron ausentarse del pleno de la aprobación. Supongo que habrán tenido cuatro días para ver como desde la calle Génova se les valora y se les quiere, tras decidir no investigar más.
La vergonzosa comisión de investigación, sin apenas comparecientes, con una duración ridícula y matándola de súbito cuando no había transcurrido ni un tercio de la misma, no merece más comentarios que esta serie de hechos ya consumados. Mi reflexión quiero que vaya algo más allá y que las comisiones de investigación parlamentarias sean replanteadas en su forma y su fondo.
Como algunos sabéis de otros comentarios en este mismo foro, soy un tecnócrata convencido. Los sistemas políticos occidentales están tan lejos de la tecnocracia como Benedicto XVI de la realidad africana, es otra utopía a la que deberé acostumbrarme mientras viva. Pero sin ánimo de que los técnicos sean los que dominen todas las decisiones en la sociedad, es muy posible que su presencia en este tipo de comisiones de investigación alejen su desarrollo y sus conclusiones de la infamia, de la mentira y de la manipulación del mismo color del parlamento de turno.
Las comisiones de investigación, al menos en España, son una pérdida de tiempo y dinero público. Una herramienta para la propaganda y un subterfugio para que los políticos que nos representan puedan cobrar más dietas por presencia y cargos en dichas comisiones. Vamos lo que comúnmente puede describirse como un auténtico cachondeo.
Sin técnicos, más o menos independientes que deban rendir cuentas a posteriori sobre sus decisiones actuando como árbitros, estas comisiones de investigación seguirán siendo una auténtica bazofia y las conclusiones seguirán pudiéndose escribir el mismo día que se vota su creación.
Busco ciudadanos con deseo de cambiar este tipo de chapuzas dentro del sistema. ¿Te apuntas?
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