Antes del ticket electoral, un poco de las SICAV.

La reforma de la fiscalidad en España, en la búsqueda de fondos para garantizar las prestaciones sociales, se ha quedado un pelín coja.

Además de que las rentas altas han sido menos penalizadas de lo esperado, hay un gran agujero negro que no se ha tocado y son las SICAV.

A modo didáctico, las SICAV, son Sociedades Anónimas acogidas a la legislación específica de Instituciones de Inversión Colectiva, que gozan de importantes ventajas fiscales como contrapartida al cumplimiento de una serie de requisitos exigidos por dicha legislación, como tener un número de accionistas igual o superior a 100, la limitaciones a las inversiones y la constante tutela y control de la C.N.M.V. y Dirección General del Tesoro y Política Financiera.

La gran ventaja de estos instrumentos financieros es sin duda el tipo de gravamen máximo del Impuesto sobre Sociedades del 1%.

El tema principal es que las Sicav no formarán parte de la batería de medidas fiscales que prepara el Ejecutivo. Elena Salgado se ha escudado en que la regulación actual de las Sicav es obra del PP, y dejó entrever que los países de la eurozona gravan esas inversiones con tipos impositivos bajos o muy bajos, no me vale como excusa.

Afortunadamente Gaspar Llamazares, ejerciendo de Pepito Grillo del Gobierno, dice que presionará para subir los impuestos de las Sicav aunque Hacienda "no quiera hacerlo". Ojala lo consiga. Sin duda es parte del necesario reparto de la riqueza y de la bien llamada “justicia social”.