Entre primarias, pensiones y crisis, la semana pasada pasó de puntillas un internacional “Regreso al Pasado”, a los 70 y a los 80, cuando en Ecuador (como ya pasara en otra época en otros países centro y sur americanos) se intentó derrocar al “neo bolivariano” Correa como Presidente de la República.
Confieso que no suelo prestarle interés a teorías conspiratorias propias de la época del telón de acero, pero permitidme hacerme eco de ciertas informaciones, que colocaron en el punto de mira al presidente ecuatoriano, por su activa política de legítima defensa de sus recursos naturales.
La existencia de espías económicos norteamericanos en países naturalmente ricos en vías de desarrollo es un hecho, y la búsqueda de recursos naturales a precio de saldo por parte de corporaciones norteamericanas, como la lamentablemente mítica Halliburton, no lo es menos. A estas organizaciones, apoyadas por instituciones públicas y privadas estadounidenses, la búsqueda de la independencia económica de los países latino americanos les supone una gran china en su zapato.
El error del presidente ecuatoriano, que casi le cuesta el cargo y la vida, fue seguir el influjo de algunos de los países de su entorno y promulgar importantes cambios para su gente. Promover una constitución nueva, donde se destaca que la naturaleza tiene derechos y es un bien importante para el desarrollo de los ecuatorianos y este escollo escuece a las compañías petrolíferas y los grupos “esquilmadores” de algún país situado un poco al norte. Y, ¿cuál es la forma de trabajar de los poderes fácticos del Imperio? Pues no otra que eliminar selectivamente los elementos turbadores, en este caso Correa lo era
Nadie puede decir que Correa no es un capitalista, él mismo dice que es un capitalista convencido, pero que desea utilizar el capitalismo para ayudar a la gente de Ecuador sin basar su felicidad en acuerdos desiguales con grandes compañías, que secuestren la riqueza natural del país y exploten a bajo precio a la mano de obra local.
Afortunadamente el golpe no prosperó. Quizá porque, para sorpresa de los “económico-invasores” la sociedad ecuatoriana es mucho más madura de lo que pensaban y eso fue lo que provocó que las aguas pudiesen volver a su cauce, rápida e incruentamente.
Correa está construyendo un modelo que será referente para muchos países, no sólo de Hispano América, si no para los de otras regiones como África y Asía. Por eso, todos los países que quieran seguir este modelo deben estar alerta, y deben tener suficiente cuidado para evitar “casuales golpes de estado” como éste.
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