No tenía la más mínima voluntad de dedicarle al alcalde de Valladolid ni una línea más de estos comentarios que me permito escribir, pero sus declaraciones de esta mañana no me dejan otra alternativa.
Relato un poco los hechos acaecidos este fin de semana. El pasado viernes desde este mismo sitio criticaba su escasa rectificación, horas después, el sábado, la ministra de Cultura, durante una visita al Claustro del Palacio de Santa Cruz en Valladolid, rechazó el saludo al alcalde a su llegada y, en declaraciones a los medios, anunció su intención, (creo que equivocada) de no acudir a la inauguración del festival de cine de Valladolid.
Lejos de dejar pasar este hecho como un gesto de reivindicación hacia la dignidad de la mujer el alcalde advirtió, muy ofendido intuyo, que la ministra había presionado tanto a Antonio Banderas (asistente al evento) como a Bollaín a que le hicieran "el vacío". Cosa que ambos hicieron.
Así que zanjo este tema con una pequeña moraleja. Pobre él, y por ende pobres habitantes de Valladolid. No ha entendido nada. Si piensa que hace falta presionar a quien sea, para hacer cuantos feos sean posibles, a alguien que es capaz de pensar, hacer y no rectificarlas estas declaraciones, es que se está ahogando en su propia estupidez.
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