Cuando un Gobierno comete una tropelía como la de premiar a los delincuentes fiscales, dándoles la oportunidad de tributar una tercera parte de lo que debieron hacer hace tiempo para blanquear su dinero procedente de todo tipo de negocios, lícitos o no, y dado que cuando mis conciudadanos regalaron una mayoría absoluta al gobierno que no llevaba dicha medida en el programa, sólo puedo pedir poder tener en mi poder la lista de los defraudadores perdonados, como sale en el BOE el nombre de los indultados.
Al menos, evitaría suspicacias. La catarata de escándalos financieros y de soplos de más o menos confianza que los dos periódicos de información general con más tirada se reparten desde hace unos días nos empieza a hacer sospechar que esa amnistía, más que poner dinero en el sistema legal, pretendía únicamente bendecir cuentas de políticos corruptos.
Ayer, por primera vez, escuché el número de amnistiados, pocos me parecieron. Ayer, por primera vez se empezó a barajar que toda la cúpula de la Gürtel haya utilizado la amnistía fiscal para blanquear sus bienes expatriados.
Y eso me hace reiterar mi exigencia. Quiero ver la lista de personas y empresas que solicitaron el perdón. Porque ese perdón no se lo da el Gobierno, se lo damos el resto de los ciudadanos que sí que pagamos completamente los impuestos que nos exigen.
La exigencia es de todos. Estoy harto de que haya leyes de protección de datos que ley protejan a los delincuentes del alta alcurnia y que todo el mundo pueda investigar las multas de tráfico que tenemos pendientes los cualquiera.
Eso no es transparencia y tampoco lo será ningún tipo de medida que urdan los dos partidos mayoritarios, que a fe que en breve lo harán.
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