Abducidos por la democracia yankee.
El mundo del periodista, al que tantas veces tuve la tentación de unirme profesionalmente, es imprevisible. Lo mismo le da estar dedicando a múltiples de sus peones al “Tomate” que dedicar portadas y portadas, ríos y ríos de tinta, valga el tópico, al proceso de elección de candidatos que se da en Estados Unidos.
Realmente, aunque parezca que una cosa dista de otra como Pekín de Madrid, está bastante relacionado.
El periodismo es un parásito. Se lucra de la sociedad. Procura darle a la sociedad lo que pide, ocupando el mayor tiempo posible y al mayor número de periodistas posible. Es ahí donde encuentro el paralelismo. Tanto el corazón como la información política necesitan de multitud de periodistas. Ese gremio que vive en la indigencia, a caballo entre el desempleo y la constante oposición, donde las desigualdades entre “colegas” son cada día más brutales.
Por eso no me extraña esta cobertura mediática que se le da a los procesos de elección de candidatos de los dos partidos mayoritarios de Estados Unidos. Necesitan tener ocupada a la gente, no habiendo más conflictos internacionales que la ilegal e injusta “Guerra de Irak”, los que viven del periodismo internacional deben subsistir.
En España también hubo un día un fenómeno similar ¿Recordáis el Almunia contra Borrell?. Pero sin duda fue un proceso mucho más limpio. Las primarias norteamericanas están repletas de irregularidades para los europeos. Nadie pensaría que esa forma de recaudar dinero para las campañas de los distintos candidatos de los diferentes partidos está basada en sentimientos altruistas. ¿Os imagináis unas primarias con gente donando dinero a Gallardón sin pedirle nada a cambio? Es como si la M-30 la hubieran hecho los ángeles.
Además como casi todo lo norteamericano es superfluo. Es el mismo lobo con diferentes pieles de cordero. Estados Unidos es un país tan mediatizado y controlado por sus poderes fácticos que la diferencia ideológica entre sus políticos es tan poco evidente como inexistente. Es por eso por lo que destaca Obama. Para sus ciudadanos y para los extranjeros es la enésima oportunidad para el cambio, ¿será verdad? Soy bastante escéptico. Da la sensación de que puede poner fin al neocolonialismo, que puede terminar con ese modo de hacer política oligárquica y “ricogárquica”. Que puede empezar a preocuparse por uno de los países con más baja cobertura social, que paradójicamente está a la cabeza económica del mundo.
De todos modos, no me lo creo. El “Change” que él reclama no es otra cosa que más de lo mismo. Ni me sorprende ni me extraña. Solo me resulta curioso que se le dedique tanto tiempo en los medios, máxime con una campaña electoral nuestra en ciernes, que puede marcar el rumbo de España en lo que queda de siglo XXI.
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